Por Santiago Carbone
Montevideo, 18 ene (EFE).- Los focos vuelven a alumbrar al Old Christians Club, el equipo de rugby uruguayo que dio la vuelta al mundo tras sufrir el famoso accidente aéreo en Los Andes en 1972. ‘La sociedad de la nieve’, la película de J.A.Bayona, ilustra la dura odisea y es número uno en Netflix España y Uruguay. La actual plantilla ya ha visto la cinta.
Fundado en 1962 por alumnos del colegio Stella Maris de Montevideo, en la actualidad cuenta con cerca de 1600 socios que defienden su amor por el deporte amateur. Su sede es un punto de encuentro por ejemplo para ver por la tele la final del pasado Mundial de rugby entre Australia y Nueva Zelanda. Agustín Mayer, presidente del club, conversa con EFE sobre el pasado, presente y futuro de un club «con un fuerte sentido de pertenencia».
La cuota que abonan los socios al club, que también tiene secciones de fútbol y hockey sobre hierba, ayuda a financiar a una institución que también cuenta con patrocinios y que año a año organiza torneos que le permiten recaudar ingresos que mantienen viva a la entidad.
«Es un club que se mantiene por amor al deporte, por un fuerte sentido de pertenencia hacia un club que viene de exalumnos de un colegio. No es un tema económico el que mueve al club ni a los jugadores que juegan aquí», subraya. De hecho, el presidente cuenta que la sede actual fue adquirida en 1976 por un grupo de socios y colaboradores que pusieron el dinero para comprarla y la donaron posteriormente.
Un lugar de encuentro
Mayer también destaca que sus instalaciones no son sólo un lugar en el que se practica deportes y resalta que gran parte de la motivación de quienes juegan de manera amateur está en los grupos humanos que se forman. Son muchos los asados que se hacen a lo largo de año, mientras que todos los jueves los jugadores que practican los diferentes deportes se quedan a comer en el club para compartir un momento.
Asimismo, el pasado 28 de octubre todos los socios compartieron de una jornada a la que no le faltó la tradicional carne uruguaya y en la que luego observaron en una pantalla gigante la final del Mundial de rugby en la que Sudáfrica conquistó el título tras vencer por 11-12 de Nueva Zelanda.
Mientras tanto, en 2020 el plantel principal viajó a conocer el lugar en el que en octubre de 1972 se estrelló el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya y hace poco presenciaron juntos una función de ‘La sociedad de la nieve’. «La generación de esos vínculos humanos y de equipo hacen grupos muy unidos y eso se trabaja un montón», indica Mayer.
La sociedad de la nieve
Consultado sobre la película del español Juan Antonio Bayona, el presidente remarca el significado de que el nombre del Old Christians Club esté dando la vuelta al mundo y subraya el «orgullo enorme» que eso le genera.
«La historia de la cordillera es un ancla muy potente, que nos da una identidad muy fuerte. Son valores que están muy firmes en la identidad que tiene el club», apunta. Asimismo, remarca las sensaciones que tuvo al ver el filme que en Uruguay se mantiene como el más popular en la plataforma Netflix.
«Es difícil contar una historia que no tiene suspenso. Vos vas sabiendo todo lo que va a pasar. Pero estás metido en la película y la vivís con una intensidad y una carga emocional muy fuerte», asevera, al tiempo que remarca que al salir pensó el lo bien hecha que está «por lo que transmite».
Por otro lado, Mayer apunta que en el club siempre se trató la historia con mucho cuidado y respeto y hace hincapié en que nunca hubo interés en sacarle un rédito económico.
De hecho, cuenta que desde el exterior se contactaron interesados en recibir alguna prenda del club, actualmente confeccionadas por la marca argentina Flash.
«Nos excede porque no tenemos una cosa armada como para hacer esto. Esto está hecho para nuestros socios o algún allegado que quiera comprarse alguna ropa con el distintivo del club. Estamos lejos de tener una logística que nos permita desde tener cantidades hasta poder despachar hacia el exterior», dice.
En concordancia con esto, Mayer reafirma: «Es un tema muy sensible. Es parte de nuestra identidad y de nuestra historia. Siempre se cuidó mucho y lo vamos a seguir cuidando. Creo que sería un error de nuestra parte decir que ahí hay una ventana de oportunidad».
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