La Alcalde Alicia Espíndola anunció que la esperada Rendición de Cuentas, abarcando parte del año 2022 y la totalidad del 2023, será programada para una fecha aún no definida, pero que se situará después del carnaval. Esta prolongación en el tiempo abre un paréntesis en la cronología de eventos administrativos, invitando a una reflexión más profunda sobre la gestión y transparencia municipal.
En el tejido de este relato administrativo, la Ley 19.272 juega un papel protagónico. Su artículo 13, literal 19, dicta que el Municipio debe “Presentar anualmente ante los habitantes del Municipio, en régimen de audiencia pública, un informe sobre la gestión desarrollada en el marco de los compromisos asumidos y los planes futuros”. Esta cláusula, precisa en su mandato, contrasta con la realidad actual de Carmelo, donde los hilos de la información y la rendición de cuentas parecen entrelazarse en una trama de espera y expectación.
Hasta el momento, el Municipio no ha desvelado los detalles de su gestión para el último tramo del año 2022 ni para el completo año 2023. Esta ausencia de información no solo plantea interrogantes sobre el ritmo y estilo de la administración pública, sino que también pone en relieve la importancia de una comunicación fluida y responsable entre los gobernantes y la ciudadanía.
La comunidad de Carmelo, mientras tanto, se mantiene en una vigilia de expectativas. La Rendición de Cuentas no es simplemente un acto burocrático; es un pilar de la democracia, un momento donde la gestión se encuentra con la mirada crítica y evaluativa de sus ciudadanos. La nueva fecha para este evento, aún por anunciarse, se convierte en una pieza clave en el ajedrez de la confianza pública.