Montevideo, 29 ene (EFE).- Arropado por escritores, periodistas y hasta por un amigo de su infancia, Federico García Lorca arribó el martes 30 de enero de 1934 a Uruguay, donde 17 años después de su asesinato se erigió el primer monumento en su honor.
El «misterio» que envuelve a dicho homenaje y el «afecto» con el que muchos uruguayos recuerdan los 18 días que el poeta granadino estuvo en Montevideo es destacado por dos expertos que dialogan con la Agencia EFE a 90 años de su llegada.
Ignacio Suárez, docente, periodista y poeta, explica que existen testimonios que destacan la presencia de García Lorca como «muy luminosa y comunicativa», al tiempo que remarca su cercanía con el país sudamericano.
Con un inconfundible estilo francés y una privilegiada ubicación frente al Río de la Plata, el Hotel Casino Carrasco de Montevideo (ahora Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa) fue el lugar donde se hospedó el poeta, quien arribó proveniente de Buenos Aires.
Amigos y admiradores
Pablo Rocca, profesor de literatura de la Universidad de la República y coautor con Eduardo Roland del libro ‘Lorca y Uruguay: Pasajes, homenajes, polémicas’, detalla que el poeta ya estaba presente en la vida literaria de Montevideo desde los años veinte y que durante su visita al país sudamericano estuvo rodeado de poetas «que lo reclamaban como si fuera una estrella de cine».
Uno de estos admiradores fue el escritor uruguayo Enrique Amorim, quien había entablado amistad con García Lorca mientras éste se encontraba en Buenos Aires y que, como recuerda Rocca, fue el autor de una filmación que es una de las pocas imágenes en movimiento que se conservan del poeta español y el impulsor del monumento, construido en la ciudad de Salto, en el noroeste del país.
Suárez explica que Amorim era un personaje «muy especial», que manejaba mucho dinero, mantenía contactos internacionales y formaba parte de la intelectualidad de la época.
Un muro de piedra y sombra
Rocca detalla que, según las memorias de Amorim, García Lorca y él se reencontraron en Madrid antes del estallido de la Guerra Civil española.
Poco después, el poeta nacido en Fuente Vaqueros el 5 de junio de 1898 murió fusilado por el bando franquista en la carretera entre las localidades de Viznar y Alfacar, posiblemente en la madrugada del 18 de agosto de 1936.
Tras este hecho, el escritor uruguayo quiso rendir el primer homenaje del mundo a su amigo fallecido y lo hizo en Salto, el lugar del que era originario.
En diciembre de 1953 se inauguró lo que Rocca describe como una «austera y acusatoria» pared, que tiene grabados los últimos versos de ‘El crimen fue en Granada’, el poema que el escritor Antonio Machado dedicó a Lorca tras su muerte.
«Labrad, amigos / de piedra y sueño en el Alhambra / un túmulo al poeta / sobre una fuente donde llore el agua / y eternamente diga: el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!».
Este acto contó con la participación de la actriz Margarita Xirgú, amiga del poeta asentada en Montevideo y conocida por sus papeles protagonistas en las obras lorquianas.
El «misterio» de Salto
Las circunstancias del fallecimiento de García Lorca motivaron que la localización de sus restos mortales siga siendo un interrogante, asegura Suárez, quien explica que esto llevó a que el monumento de Salto quedara envuelto en un «misterio».
Una teoría afirma que Amorim viajó a España y, valiéndose de su dinero y de sus contactos, llevó a cabo una negociación con el régimen de Franco para poder trasladar los restos de su amigo a Uruguay y enterrarlos bajo el muro con los versos de Machado.
Aunque Suárez admite que existen «dudas serias» sobre esta posibilidad, argumenta que el cuerpo de Lorca nunca se encontró en España y cree que si sus restos descansaran en el país sudamericano «cerraría la metáfora», porque su presencia en Uruguay «fue muy importante y queda todavía en la memoria de mucha gente».
Por su parte, Rocca cree que esta teoría es «disparatada», pero concluye que «bastaría que se hiciera una excavación» para esclarecerla.
Más allá de todo, este no es el único misterio que envuelve a Salto, donde la leyenda popular sostiene que el espíritu de Carlos Gardel se encuentra en la habitación 32 del Gran Hotel Concordia, donde el ‘Zorzal Criollo’ se hospedó entre el 23 y el 25 de octubre de 1933, dos años antes de su fallecimiento en un accidente aéreo.
Lucía Serrano Redondo
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