+ Colonia: La ciudad imaginada (parte 2)

Por Elio García Clavijo  (*)

Cuando miramos una ciudad como Colonia del Sacramento, con sus edificios, calles, barrios, el centro económico y político, las relaciones de espacio no se pueden ignorar.
Los espacios estructurados en el tiempo, el desarrollo paulatino y el crecimiento horizontal y vertical de Colonia es adecuado para estudiarlo desde un enfoque de ensamblajes.

Pensemos en las rutinas diarias, en el despertar de la ciudad, en la llegada de los barcos, en el deambular de los turistas que cruzan la orilla, en la dinámica de los comercios dentro de la ciudad y en la zona histórica con su enfoque en el servicio.
En la historia de esta ciudad fueron cambios lentos que formó una cultura de frontera a través de muchos años.
El 6 de diciembre del año pasado,  se conmemoraron 28 años de la declaratoria del Barrio Histórico de Colonia del Sacramento como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, inscripto en la lista del Patrimonio Mundial durante la 19ª sesión del Comité en Berlín, en el año 1995.

Esto tuvo un puntapié inicial con la creación del Consejo Ejecutivo Honorario de las Obras de Restauración y Reconstrucción de la Antigua Colonia del Sacramento, sobre finales de la década del 60. Tuvo que pasar 35 años para concretar este importante logro de reconocimiento mundial en ese lugar.
30 años es el horizonte para que el Proyecto Colonia Ala Este se desarrolle completamente transformando la matriz productiva de la ciudad en un espacio de conocimiento.
El Barrio Histórico fue una transformación política, pero pensemos en las rutinas colectivas de traslado al trabajo, la rutina de la semana de concurrir a realizar compras, ir a trabajar, asistir al liceo o a la escuela, concurrir al teatro, pasear o jugar en un espacio público. Hay componentes expresivos y materiales que conforman un ensamblaje que le da sentido a la movilidad de la gente.
Cuando hablamos de componentes materiales, mencionamos la edificación en altura, los muros de poca altura que muchas veces marcan el territorio pero no dividen la conversación vecinal. Hablamos de la conectividad de la ciudad, con un sentido construido por la relación de la gente y sus cercanías.
El trazado de límites para caminar sobre la vereda, el sentido de la calle para transitarla con vehículos, las avenidas, el arbolado, todo muestra un sentido de convivencia ciudadana incluyendo los ensamblajes inmobiliarios, la rambla, el parque, los edificios emblemáticos, la Plaza de Toros, el Palacio Municipal, el Campus Municipal Alberto Suppici y obviamente el faro, el barrio histórico, el puerto, la calle General Flores, la avenida Roosevelt, conformando las arterias.
El Dr. en geografía Michel Lussault menciona una relación importante para avanzar en la teoría del ensamblaje a nivel urbano global.
Menciona la aparición de ingenieros y médicos en el siglo XVIII que le darán una perspectiva nueva a la construcción de la ciudad ya en analogía con las funciones propias de un cuerpo humano, particularmente en la circulación de la sangre.
Organizar la ciudad con la dinámica de «las arterias», con «un tejido social» y un corazón marcando el espacio central e importante en donde asegura una «fluidez circulatoria», evitando «congestiones».
Es entonces que el ordenamiento espacial toma una impronta organicista, donde los desplazamientos se volvieron más complejos generando conceptos como la centralidad y las periferias.
Hasta llegar a la urbanidad actual en donde no se pregunta tanto dónde, sino cómo y por qué construir una realidad y ensamblarla en el espacio.
El ensamble del Ala Este con la ciudad de Colonia del Sacramento tiene una primera aproximación de conexión al Puerto de Colonia, al «acercar orillas». Poco se habla de la conectividad con los espacios de localías o de cercanías.
Se dice que el desarrollo por etapas progresivas extenderán la ciudad del oeste a este, transformando el perfil de la ciudad. La alusión de impacto en toda la ciudad es que Ala Este permitirá desplegar sus dos alas sobre el río.
Mencionan que son parte de «un relato» que expresa el cambio constante y sucesivas adaptaciones del hábitat.
La nueva ciudad la visualizan como reactiva al soporte territorial. Policéntrica, relacionando múltiples identidades.
Es física y ambientalmente local pero es digitalmente global. Es hiperflexible para adecuarse a los cambios del futuro (no lo explica), es vista como una plataforma de desarrollo para las personas, empresas y comunidad al mejorar la calidad de la vida.
¿Pero y el ensamblaje?. ¿Cómo conectarse culturalmente, físicamente, socialmente, políticamente?. En una parte de la presentación del extenso libro donde explica el proyecto hablan de la instalacíón de diversas empresas y servicios, pero también de una comisaría. ¿Cómo se construye una comisaría en ese lugar, con los recursos actuales del Ministerio del Interior, donde muchas veces no hay policías para atender? Colonia tiene en lo departamental un déficit de 300 policías. ¿Cómo se articula la seguridad en este espacio público nuevo desde las políticas de gobierno? ¿O habrá una policía privada?.
Si bien el ensamblaje lo identifican con cuidar espacios naturales ya existentes, reconociendo el Arroyo de la Caballada como parque, el borde costero sobre el río, los núcleos urbanos se subdividen en unidades menores a través de un sistema de áreas verdes, sosteniendo el paisaje natural.
Con ello pretenden sostener el sistema de parques naturales y el sistema vial urbano, a través de una red secundaria pública de caminos.
El ensamblaje se proyecta definiendo un nuevo frente sobre Playa Ferrando, a partir de una rambla peatonal.
También culturalmente se presentan como «una comunidad abierta» planteando una nueva relación entre la naturaleza y la ciudad. Se basa en una tríada:
1 – Diversidad Social
2 – Empresas pujantes
3 -Centros de educación
La nueva ciudad se construye con ese nuevo concepto de «conocimiento», lugares donde se puede vivir y trabajar. Para lograrlo la idea es conformar clúster de tecnología, ofreciendo concesiones para empresas tecnológicas de alto valor agregado, con universidades, institutos y otras infraestructuras para la educación enfocadas a la innovación y creatividad.
La pregunta es ¿Cómo lo lograrán?
Para que Colonia Ala Este sea una realidad, es indispensable la modificación y cambios profundos de nuestros hábitos, así como mayor apertura y disposición a la incorporación de la tecnología a diversos espacios y funciones.
Porque si la ciudad va estar ensamblada a Colonia del Sacramento su ala debe dialogar culturalmente, adaptarse a los tiempos para equilibrar los sentidos de sus habitantes. Para que no exista un ellos y nosotros.
Redes sociales, GPS, dispositivos inteligentes, sofisticadas aplicaciones copan nuestra cotidianidad y se insertan en nuestro hábitat, en la epidermis de la ciudad, lo cual implica un impacto en nuestra cultura y en nuestros modos de adaptación y aprendizaje.
En esta sintonía, la ciudad no es ajena, el desafío es transformar en rutinas un modelo vinculado al mundo del trabajo y del conocimiento, unido a una ciudad construida a partir de realidades familiares, sin un modelo prefabricado. Lo más parecido podrían ser determinados barrios. Los esquemas y modelos del proyecto son desafiantes, si comparamos algo que es incomparable.

(*) Esta nota es parte de un trabajo presentado en Antropología Cultural.  Prof. (G. 5) siendo el profesor de la cátedra y tutor  Dr. Nicolás Guigou. (UDELAR)

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