Redacción América, 4 feb (EFE).- Los agricultores del Mercosur ven con una mezcla de empatía y preocupación la ola de protestas de sus colegas europeos, aunque todavía confían en que el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE) salga del papel tras casi tres décadas en negociación.
Las principales organizaciones agropecuarias de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia mantienen su apoyo al pacto entre ambos bloques, que ahora temen que vuelva a congelarse ante la ira campesina europea.
«Vemos con preocupación lo que sucede, principalmente por la posibilidad de que fracase el acuerdo UE-Mercosur», dijo a EFE Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina, una de las cuatro mayores patronales del sector del país.
No obstante, los gremios del Mercado Común del Sur (Mercosur) consultados por EFE consideran que las manifestaciones del campo en países como Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y España también son fruto del rechazo a una legislación verde cada vez más rígida.
«Las protestas son una expresión del descontento de la agroindustria europea», que no está dispuesta a asumir todo «el coste» de la transición ecológica, afirmó el vicepresidente de la Asociación Brasileña del Agronegocio, Ingo Plöger.
En ese punto coinciden con sus colegas europeos, pues desde el Mercosur repudian las «inaceptables» exigencias medioambientales que la UE quiere anexar al acuerdo de principios suscrito entre las partes en 2019.
«El acuerdo no está muerto»
En el corto plazo, estiman que será crucial el resultado de las elecciones del Parlamento Europeo de junio para ver si se configura una mayoría liberal o una más proclive al proteccionismo.
«El acuerdo solo estará muerto cuando una de las partes declare que ya no tiene interés y eso no ha ocurrido hasta el momento», subrayó Plöger.
En juego está materializar una zona de libre comercio de 800 millones de consumidores.
La UE es el segundo destino de las exportaciones del Mercosur, por detrás de China. El volumen de exportaciones e importaciones entre ambos bloques superó los 100.000 millones de dólares en 2023.
En el acuerdo de 2019 se establece que la UE eliminará los aranceles para el 82 % de las importaciones agrícolas del Mercosur.
En este contexto, los agricultores europeos piden que se someta a los suramericanos a las mismas reglas fitosanitarias y ambientales que se les aplica a ellos porque de lo contrario aseguran que verán mermada su posición interna.
Esa tesis no tiene sentido para Sueme Mori, directora de Relaciones Internacionales de la Confederación de Agricultura y Pecuaria de Brasil, país cuya poderosa industria agropecuaria representa alrededor de un 25 % del PIB del país.
«Nuestra agricultura no se puede igualar desde el punto de vista científico y técnico a la europea. Es muy diferente. Aquí hay tres cosechas de granos al año y no tenemos un invierno riguroso que mate las plagas», argumentó.
Temor entre los productores argentinos
Por otro lado, los productores de Argentina, uno de los mayores exportadores globales de granos, temen que el creciente rechazo en Francia y otros países europeos a que ingresen a sus mercados productos extranjeros impacte negativamente en las tratativas del acuerdo.
Pese a ello, Achetoni comprende a los agricultores europeos: «Entendemos que hay que preservar el ambiente, pero no a cualquier precio».
En Paraguay no aceptan «imposiciones»
Desde Paraguay, las patronales coinciden en la defensa de la soberanía y en su rechazo a la «imposición» de leyes extranjeras.
Una de las primeras en alzar su voz fue la Unión de Gremios de la Producción, cuyo presidente, Héctor Cristaldo, dijo a EFE que respeta el derecho de los Veintisiete de «sacar su ley» sobre deforestación, pero ponderó que supone una «amenaza» si quieren «internacionalizarla y aplicarla también al Mercosur».
«¿Va a valer la ley paraguaya o la europea? ¿O cerramos nuestro Congreso y que se legisle desde Bruselas?», se preguntó.
Uruguay, bajo el Gobierno de Luis Lacalle Pou, mostró cansancio a la hora de defender el pacto con la UE en las últimas cumbres del Mercosur y ha pedido abrir negociaciones con China, principal destino de sus exportaciones.
En medio de todo el ruido político, el Ejecutivo uruguayo prevé que las exportaciones agroindustriales crezcan alrededor de 18 % este año, con una importante recuperación de los embarques de soja.
En Bolivia, que acaba de ingresar en el Mercosur, el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, indicó a EFE que «no es de extrañar el reclamo de los agricultores franceses, conociendo su atávica actitud proteccionista».
Destacó que Bolivia es uno de los pocos países en el mundo que se autoabastece de casi todos los productos básicos, aunque si el acuerdo UE-Mercosur no se aprueba «habrá perdido la posibilidad de tener acceso preferente a un mercado con alto poder de compra».