Por Santiago Carbone
Montevideo, 1 mar (EFE).- Un Mercosur más abierto y una integración latinoamericana más efectiva es lo que el expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti reclama para una región a la que ve con serios problemas desde el punto de vista democrático.
Así lo destaca durante una entrevista con la Agencia EFE quien gobernó el país en dos períodos y asegura que ocupar ese cargo es «la más sagrada de las rutinas democráticas», mientras no olvida que más importante que ponerse la banda es «sacársela luego de una elección libre para que venga el que sigue».
En el comienzo de un año electoral que derivará en la elección de un nuevo presidente que asumirá el 1 de marzo de 2025, Sanguinetti asegura que su rol será el de representar en el debate nacional los puntos de vista del Partido Colorado, uno de los cinco socios de la coalición de gobierno encabezada por Luis Lacalle Pou.
Sobre esta, el expresidente remarca que desde que Lacalle Pou asumió en 2020 gobernó con democracia y libertad, mientras superó «obstáculos enormes» como «la brutal caída económica» producto de la pandemia, una sequía sin precedentes y el «embate inflacionario de la agresión rusa a Ucrania» con un resultado «ampliamente satisfactorio».
El próximo mandatario
Consultado sobre quién será el próximo mandatario, Sanguinetti dice que la campaña se inicia «con dos coaliciones que compiten en condiciones parejas». De esta forma hace referencia a la coalición conformada por cinco partidos que gobierna Uruguay y a la coalición de izquierdas opositora Frente Amplio.
«Nadie tiene ganado todo y nadie tiene perdido todo. El Frente Amplio tiene la fuerza de un piso fuerte producto de su estructura, pero también adolece de la falta de los grandes liderazgos que tuvo en su momento o bien del peso excesivo del PIT-CNT, un sindicalismo que más allá de su rol gremial representa políticamente corrientes que a nuestro juicio no son las mejores para la prosperidad económica del país», apunta.
Asimismo, sostiene que la coalición de gobierno «tiene el mérito de una gran gestión» al haber podido superar enormes desafíos «sin daños sociales relevantes».
«Personalmente, soy optimista de que el candidato de la coalición republicana revalide el mandato», afirma quien fuera presidente de Uruguay en los períodos 1985-1990 y 1995-2000.
El futuro y la región
Pensando en el próximo período de Gobierno, Sanguinetti subraya que a nivel internacional «el país hoy tiene que afirmarse y reafirmarse en sus valores tradicionales».
«Siempre con el Derecho Internacional, con la paz y con las democracias, en medio de esta formidable confusión que estamos viviendo. En lo posible un Mercosur más abierto, en lo posible una integración latinoamericana también más efectiva y no esta desvertebración de regímenes políticos tan diversos y de gobiernos tan opuestos como los que estamos viviendo», detalla.
Mientras tanto, indica que el lo nacional los grandes desafíos son «mantener el brío económico sin el cual no hay desarrollo social posible», persistir en una transformación de la educación para la sociedad digital que se está viviendo y poner énfasis en el fenómeno de las adicciones.
«No estoy hablando solo del fenómeno del narcotráfico, estoy hablando de las adicciones como expresión de vacíos espirituales en la sociedad».
Por otro lado, tras asegurar que la elección se definirá en los últimos cuatro o cinco meses y que no habrá un resultado rotundo para un lado o para otro, Sanguinetti habla de una región de la que asegura que «desgraciadamente está muy mal».
«Lo vimos con la pandemia, cada uno hizo lo que quiso y lo que pudo. La solidaridad no fue una palabra que se conjugó en el mundo, ni se conjugó en América Latina. Hoy estamos con problemas serios del punto de vista democrático», detalla.
En concordancia con eso, el expresidente puntualiza que países como Brasil, Chile, Ecuador, México y Perú tienen diferentes problemas, al igual que otros como Cuba, Nicaragua y Venezuela.
«No tenemos una región que hoy nos brinde tranquilidad. Vivimos el drama de Venezuela, ni hablar del de Cuba que ya histórico, hundido en una falta de libertad y en una enorme pobreza. Venezuela y Nicaragua que son heridas muy fuertes en la conciencia democrática de nuestro continente», concluye Sanguinetti.
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