En el corazón de Carmelo, un acontecimiento resplandeció en la agenda del 8 de marzo, día en que la ciudad se viste de lucha y celebración: el reconocimiento a mujeres que, con su labor diaria, tejen los hilos de una comunidad más justa y diversa. Bajo el manto de una tradición que se renueva año tras año, el Municipio de Carmelo rindió homenaje a aquellas que han dejado su huella en distintos ámbitos de la sociedad local.
En una elección que refleja la pluralidad y la democracia de la comunidad, cada concejal, junto a la Alcalde titular y su suplente, propuso a las homenajeadas. Este año, la distinción recayó en María Romero, Alejandra Siritto, Hilda Pocholo, Nilda Plá, Alida Borre, Silvia Pereira, Alicia Tarter y Catalina Montes de Oca. Mujeres de carne y hueso, cuyas historias se entrelazan con la trama de Carmelo, emergieron como protagonistas de la jornada.
En un gesto de profunda humanidad y empatía, Amelia Pochellú, Alcalde (s), no solo celebró el papel vital de la mujer en todos los sectores de la vida, sino que también compartió un conmovedor recordatorio sobre los desafíos personales que enfrenta la Alcaldesa Alicia Espíndola tras el reciente fallecimiento de su esposo. Con palabras que brotaron del corazón, Pochellú extendió un puente de solidaridad hacia Espíndola, en un abrazo simbólico que envolvió a todos los presentes.
La ceremonia, que se desenvolvió con la gracia de lo inesperado, contó también con momentos que escaparon del rigor protocolar, para dar lugar a sorpresas que tocaron el alma de la concurrencia. Los reconocimientos a las funcionarias del Municipio, a Rocío Pesce por su rol de presentadora y a las integrantes de diversas organizaciones no gubernamentales, añadieron brillo a una velada ya de por sí especial. Estos gestos, aparentemente pequeños, reflejaron el espíritu de una comunidad que se enorgullece de sus miembros más destacados y valora cada contribución, visible e invisible, al tejido social de Carmelo.
En este 8 de marzo, Carmelo no solo honró a sus mujeres: reafirmó su compromiso con la equidad, el reconocimiento y la solidaridad. A través de estas historias de vida, la ciudad nos recuerda que el verdadero cambio surge del reconocimiento mutuo y de la capacidad de celebrar, juntos, las luchas y logros de cada uno de sus habitantes.