Por Alejandro Prieto
Montevideo, 23 mar (EFE).- Repintar la historia para incluir a las mujeres en los cuadros que inmortalizaron los hitos de la revolución artiguista es la meta de ‘Libertadoras’, el proyecto que estimula la reflexión sobre las desigualdades de género desde las paredes del Museo Histórico Nacional de Uruguay.
Batallas, sitios, asambleas y éxodos marcaron el período de la revolución oriental, como se conoce al proceso liderado por el general José Artigas que desembocó en la independencia de la Corona española del territorio luego devenido en República Oriental del Uruguay.
La relevancia de estos sucesos para la consolidación del Estado nación llevó a que, pincel en mano, artistas como Juan Manuel Blanes, «el pintor de la patria», los plasmaran en el lienzo. Sin embargo, tras un vistazo a los óleos desde un presente atravesado por otras luchas sociales la pregunta se impone: ¿y las mujeres?
De la ausencia al decorado
«En pinturas y otros tipos de documentos y objetos de los museos pasa que las mujeres (…) están como parte del paisaje, está romantizada su figura o directamente están ausentes», subraya a EFE rodeada de la historia pintada expuesta en la Casa Rivera del Museo Histórico Nacional (MHN) la antropóloga Ana Cuesta.
Es que, según la referente del área educativa del MHN, ya en los textos históricos, las mujeres y los diversos roles que cumplieron durante el período revolucionario que fue de 1811 a 1820, aparecen sólo «de forma colateral».
«La información a rescatar sobre ellas es como hilos sueltos dentro de un gran tejido. No está sistematizada y es como una especie de puzle a reconstruir», apunta Cuesta, quien integró el equipo del MHN en el proyecto que desde diciembre se expone bajo el título «Libertadoras. Las mujeres de la revolución».
Surgido por iniciativa de la agencia de publicidad Wild Fi, el proyecto consta de cuatro intervenciones dispuestas sobre las pinturas originales como «replanteo» que saca a las mujeres del decorado ubicándolas en el centro.
«Siempre son ‘los’ protagonistas y las mujeres tienen un papel secundario; en los cuadros casi que aparecen como un objeto que hace bulto, si es que están», enfatiza la artista María Noel Silvera, encargada de pintar las intervenciones.
Lanceras, curanderas, espías
Acompañada de un sitio web con videos del proceso creativo, la muestra tiene una audioguía que explica sus intervenciones, todas apoyadas en el relato histórico que surge de la revisión de dos archivos.
En la narración se alude a personajes como Victoria ‘la cantora’, cuyo canto es mencionado en un diario, o la ‘china’ María, mujer «de origen guaraní o mestizo» que figura como la única entre los 18 pobladores fallecidos al resistir el ataque de las fuerzas de Portugal que tomaron la ciudad de Paysandú en 1811.
«Muchas veces hay historias ficcionadas, noveladas y relatos sobre mujeres en particular, como pueden ser la ‘china’ María, Victoria ‘la cantora’, Melchora Cuenca u otras mencionadas como lanceras, de las que tenemos un dato de ficción y hay que buscar la prueba científica», puntualiza Cuesta.
Estos relatos, sin embargo, dan cuenta de roles que cumplían las mujeres en distintos contextos, pues, dice, la ‘cantora’ ejemplifica a aquellas que en batalla alzaban su voz «apoyando consignas políticas o alentando al ejército» o incluso hacían de «espías» al pasar información entre bandos.
El cuadro ‘La batalla de las piedras, rendición de Posadas’ del célebre Blanes y su hijo Juan Luis muestra a una mujer asistiendo a un soldado herido junto a la cual Silvera añadió a otra, mientras que en ‘Grito de Asencio’ Jorge Calasso había una joven entregando una lanza a un jinete que la intervención transformó en mujer.
«Ellas estaban ahí asumiendo distintos roles (…) como los cultivos y el apoyo en la labranza», añade Cuesta sobre la intervención ‘las que emigran’, que agrega una campesina en labores agrícolas al cuadro ‘Un episodio del éxodo’, sobre el ‘éxodo oriental’ de 1811.
Nuevos caminos
Hacer ‘Libertadoras’ implicó, según Silvera, un largo proceso en el que tras horas mirando las obras al detalle para imitarlas se sorprendió «teniendo un diálogo» con los pintores y en el que los historiadores chequearon «cada detalle» para indicarle qué pañuelo o peinado concordaba con la época o qué color de piel y rasgos dar a las mujeres que, aclara, fueron «inventadas» para la intervención.
«Yo quedé muy contenta con el resultado final y con todo lo que me devolvió el proyecto», declara la pintora y muralista, que también usa sus redes sociales para difundir vida y obra de artistas mujeres invisibilizadas.
La directora de cuentas de Wild Fi, Agustina Seitun, subraya además que ya desde su inauguración la muestra impactó al público.
«El interés era transgeneracional, desde los niños o niñas más chiquitos, con los que también era (decirnos) ‘somos responsables de mostrarles otra perspectiva de la historia’ y quizás estamos a tiempo de brindarles un montón de verticales para que hagan su camino y conozcan otras perspectivas», redondea.
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