Quito, 6 feb (EFE).- El Gobierno del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, logró este sábado su objetivo de devolver a prisión a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa, pero a costa de romper relaciones diplomáticas con México y Nicaragua y recibir una condena de la comunidad internacional casi unánime por haber invadido la Embajada mexicana para detenerlo, cuando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya le había otorgado el asilo político.
Tras haber pasado toda la madrugada en la Unidad de Flagrancia de Quito, Glas fue trasladado este sábado en avión a la cárcel de máxima seguridad de La Roca, situada en el complejo carcelario de la ciudad de Guayaquil y reservada para los presos más peligrosos.
Sobre el exvicepresidente pesaba una orden de detención y de ingreso en prisión preventiva por el caso de la reconstrucción de la provincia costera de Manabí, la más afectada por el fuerte terremoto de 2016, donde está imputado por presunto peculado (malversación de fondos públicos).
También debía volver a prisión para terminar de cumplir una pena de ocho años de cárcel por dos condenas por cohecho y asociación ilícita tras no recibir el beneficio penitenciario de la prelibertad, luego de haber aglutinado las dos sentencias y haber cumplido cerca de cinco años de cárcel, entre 2017 y 2022.
Desde mitad de diciembre de 2023 se había alojado en la Embajada de México en Quito para pedir asilo político al declararse como perseguido político y víctima de ‘lawfare’ (utilización del aparato judicial contra adversarios políticos), lo que le fue concedido el viernes.
El asilo a Glas fue otorgado por México en el momento de mayor tensión en las relaciones con Ecuador, después de que el Gobierno de Noboa expulsara a la embajadora, Raquel Serur, como respuesta a unas declaraciones del presidente López Obrador que relacionaba el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio con el triunfo electoral de Noboa frente a la candidata correísta Luisa González.
Ingreso a la fuerza a embajada
A las pocas horas la Policía Nacional de Ecuador irrumpió en la Embajada de México para detener a Glas, en un acto que el Gobierno mexicano calificó como una violación a su soberanía y al derecho internacional, por lo que rompió las relaciones diplomáticas con el país andino.
A finales de febrero la Cancillería ecuatoriana había pedido permiso a la embajadora de México para ingresar a la sede diplomática a detener a Glas, pero no obtuvo respuesta positiva.
Tanto el expresidente Rafael Correa (2007-2017) como su partido Revolución Ciudadana han denunciado que Glas fue presuntamente golpeado durante las horas que pasó detenido y responsabilizaron al Gobierno del presidente Daniel Noboa de cualquier afectación a la salud física y psicológica de Glas.
«El daño para la reputación del país es inmenso, creo que irreparable en el corto plazo», señaló en una entrevista por videoconferencia con EFE, donde señaló que es «técnicamente un secuestro en territorio extranjero» de una persona a la que se le había concedido asilo político.
Gobierno de Ecuador veía riesgo de fuga
El Gobierno de Ecuador, que ya había anticipado que no daría el salvoconducto para que Glas saliera del país en caso de que le fuera otorgado el asilo, aseguró este sábado que conocía sobre el riesgo de fuga inminente del país de Glas, razón por lo que irrumpió por la fuerza en la Embajada.
Así lo manifestó la ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, en una declaración de prensa en la que insistió en que su Gobierno agotó el diálogo con el Ejecutivo mexicano antes de ordenar la irrupción policial a la Embajada mexicana en Quito.
Se conocía de «un riesgo real de fuga inminente del ciudadano requerido por la justicia», por lo que la fuerza de seguridad ecuatoriana ha actuado para cumplir con una orden judicial de captura de Glas en un caso de malversación, agregó la canciller en su comparecencia que no aceptó preguntas de la prensa.
Sommerfeld insistió en la postura del Gobierno ecuatoriano de que «un delincuente no puede ser considerado un perseguido político», al considerar que eso desvirtúa la figura del asilo.
La OEA convoca reunión para abordar crisis
Las reacciones internacionales al ingreso a la fuerza en la Embajada de México en Quito comenzaron a encadenarse este sábado, encabezadas por la OEA, que en un comunicado condenó el hecho.
En un comunicado, la OEA expresó su rechazo a «cualquier acción violatoria o que ponga en riesgo» la inviolabilidad de la que gozan las misiones diplomáticas y reiteró la «obligación» que tienen todos los Estados de no invocar normas de derecho interno para justificar el incumplimiento de sus obligaciones internacionales.
En ese contexto, la Secretaría General manifestó su «solidaridad con quienes fueron víctimas de las acciones improcedentes que afectaron a la embajada de México en Ecuador».
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, urgió al «diálogo» a México y Ecuador y anticipó que pedirá una reunión del Consejo Permanente del organismo para abordar las tensiones entre ambos países.
Más países rechazan ingreso a embajada
El Departamento de Estado de Estados Unidos condenó la violación de la Convención de Viena, que rige las relaciones diplomáticas, y exhortó a los dos aliados de Washington a «resolver sus diferencias de acuerdo con las normas internacionales».
También condenaron el hecho los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.