En el corazón del Balneario Zagarzazú, una creciente crisis hídrica desafía la idílica vida costera que sus habitantes y visitantes esperarían disfrutar. Desde hace días, la localidad se ve obligada a depender de camiones cisterna suministrados por la OSE y la Intendencia de Colonia para satisfacer sus necesidades básicas de agua potable, un recurso que se ha vuelto tan escaso como preciado.
La problemática del agua en Zagarzazú no es reciente; se trata de una lucha prolongada que los vecinos han llevado hasta las más altas instancias, incluyendo al Presidente Lacalle Pou, quien ha sido interpelado por la comunidad en al menos dos ocasiones. Pese a los esfuerzos y las reuniones organizadas, la solución sigue siendo esquiva.
El principal obstáculo, según los técnicos locales, radica en los elevados costos que implicaría llevar agua potable a esta zona en particular. Sin embargo, este argumento choca con la rápida transformación que vive el balneario. Zagarzazú no solo ha visto un impresionante boom inmobiliario, sino también la reciente inauguración de un aeropuerto internacional, signos claros de un desarrollo que no parece ir de la mano con la infraestructura básica que el Estado debería garantizar equitativamente en todo el territorio, tal como ocurre con la energía eléctrica y la fibra óptica.
Ayer, como en días anteriores, un tanque de la OSE ingresó al balneario para abastecer de agua a los residentes, una imagen que se ha convertido en cotidiana y que evidencia la profundidad de la crisis. Según reportes, el problema se agrava con dificultades donde la bomba que suministra el agua está funcionando mal.
La comunidad de Zagarzazú se encuentra en una encrucijada crítica: por un lado, el desarrollo y la modernización prometen transformar la localidad en un destino aún más atractivo; por el otro, la falta de recursos básicos como el agua potable pone en riesgo no solo el bienestar de sus habitantes, sino también el futuro sostenible de la región.
En este contexto, la urgencia de encontrar soluciones sostenibles y a largo plazo es más palpable que nunca, haciendo eco de la necesidad de que las autoridades actúen con la rapidez y eficacia que la gravedad de la situación requiere.
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