Por Santiago Carbone
Montevideo, 25 abr (EFE).- Algunas enfermedades de la política contemporánea generan un descrédito en la visión que tienen de esta los jóvenes, quienes actualmente habitan un mundo que no tiene cosas que los enamoren frecuentemente.
Así lo asegura el expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) durante una entrevista con la Agencia EFE en la que afirma que vive en un mundo «bastante superficial» y en la que resalta que pobre es el que precisa mucho o el que no tiene comunidad.
«Yo no tengo la culpa de ser un estoico. Como vivo en un mundo bastante superficial, la gente hay cosas que le parecen chifladura. Le llaman cultura de pobrismo», dice tras ser consultado por el estilo de vida que mantiene.
En ese sentido, quien gobernó el país en el período 2010-2015 sostiene que la sobriedad es «la única garantía» que puede encontrar para el ejercicio de su libertad y que si se dejara atosigar por las necesidades que plantea el mundo contemporáneo «viviría desesperado» y haciendo cosas que no necesariamente le gustarían.
La juventud y el amor
Durante la charla, Mujica habló sobre la juventud y asegura que esa es una etapa de la vida cuyo motor esencial está en creer «algo que nos moviliza, que nos empuja. Es muy difícil en este mundo contemporáneo que los jóvenes puedan tener la visión de que la política los pueda enamorar», dice.
Rememora que entre sus 16 y sus 20 años pasó seis o siete horas diarias en una biblioteca en la que leyó mucho y cuenta lo que significó esto durante los años que estuvo detenido.
«Después esos años, que estuve preso, estuve siete años sin libros, saliendo una vez o dos por mes a un patio caminando media hora, con una visita cada dos o tres meses. Recién a los siete años me permitieron leer ciencia, algo. En esos años para defenderme a mí mismo tenía que pensar mucho. Me acostumbré a hablar conmigo mismo», recuerda.
Asimismo, subraya que los jóvenes de su tiempo se enamoraban y que eso los llevaba a dejar de lado cosas importantes. «Fuimos capaces de dejar trabajos, ir presos, jugarnos la vida y todo lo demás, porque creíamos en algo», dice Mujica.
Por ello, cuestiona qué pueda enamorar a los jóvenes en la actualidad, aunque hace hincapié en que si eso no sucede no es por su culpa.
«Les toca vivir un tiempo medio insípido, que es distinto. Porque para vivir con juventud hay que tener una causa, una causa es una manía (…) El problema de los jóvenes que no tienen nada que los pueda enamorar frecuentemente», enfatiza.
La política, una necesidad de la especie
Más allá de esto, Mujica remarca que la política es «una necesidad de la especie», porque el papel de esta es «hacer andar a la sociedad».
No obstante, insiste en que la política contemporánea «está agarrada como si fuera una mercadería» y como si «muchos de los que están en esta» lo hicieran para «tener plata» y acomodar su status quo.
«La política es una pasión y se tiene o no se tiene, es como el amor. No se puede hacer política por decreto. Es inmanente, el que no la tiene y le gusta la plata que se dedique a los negocios. Los que hacemos política de vocación es porque nos gusta, no porque nos mandan o nos convenga. Está todo entreverado eso. Hay gente que lo único que está buscando es acomodarse para trabajar poco», asevera.
De acuerdo con esto, añade que la política es parte de la condición humana, porque los humanos son «animales gregarios».
«Somos animales sociales, no podemos vivir en soledad y ese carácter social es lo que nos ha permitido llegar hasta acá. Hemos vivido 200.000 o 300.000 años en grupos de 40 o 50 aproximadamente (…) La lucha por la vida nos ha llevado a competir unos con otros y nos acentúa el egoísmo, pero necesitamos de la sociedad aunque no nos demos cuenta», concluye.
EFE