En Colonia del Sacramento la Universidad de la República (Udelar) desplegó algo más que su oferta educativa: una visión. Autoridades, docentes, estudiantes curiosos y habitantes locales se congregaron en el centro cultural AFE, transformado en el epicentro de una jornada que prometía más que palabras: un futuro palpable.
El rector Rodrigo Arim, una figura tan sobria como incisiva, realizó una declaración que resonó en cada rincón: «La Universidad de la República vino para quedarse».
Su voz, calmada pero firme, marcaba el compás de una promesa: consolidar un desarrollo educativo robusto en el Suroeste durante los próximos cinco años. El decano Javier Miranda y su homólogo Pablo Ezzatti, junto con la docente Ana Frega, se sumaron a la conversación, esbozando con precisión las oportunidades que Udelar ofrece en la región.
Pero el verdadero espectáculo no estaba en las palabras oficiales, sino en la atmósfera de la sala. Docentes universitarios se mezclaban con autoridades departamentales y regionales; cada intercambio parecía un engranaje ajustándose en una maquinaria que recién comenzaba a tomar forma.
La presencia de Udelar en Colonia no es solo un hecho administrativo; es un testimonio de cómo la educación superior se descentraliza para respirar al ritmo del interior del país. Una apuesta por convertir a esta región en un polo académico y cultural, donde la universidad no solo sea una institución, sino un vecino más.
Desde un rincón, un padre observaba. Su rostro, tallado por años de trabajo, mostraba una mezcla de orgullo y expectación. «Es bueno saber que mi hijo podrá estudiar aquí, que no tendrá que irse a Montevideo», comentó mientras observaba un folleto institucional de la oferta educativa, casi como si con ese gesto se asegurara de que el futuro no lo sorprendería desprevenido.
En Colonia, ese día, la educación dejó de ser un privilegio para reafirmarse como un derecho, una promesa tangible en cada palabra pronunciada, en cada mirada compartida. La Universidad de la República no solo anunció su llegada; sembró raíces.
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