Contra todo pronóstico, el Carnaval de Carmelo 2025 arrancó a las 21:30, desafiando un cielo cargado de incertidumbre y calles todavía húmedas por la lluvia caída horas antes. La amenaza de una tormenta no fue suficiente para frenar el entusiasmo de los carnavaleros, que salieron a desplegar su alegría en un desfile que se convirtió en una celebración de la resistencia festiva.
Las comparsas y agrupaciones llegadas de distintos puntos, incluida la delegación de Colonia, avanzan con brillo y ritmo por la ciudad. Los tambores suenan con fuerza, las lentejuelas reflejan las luces de la noche y el público, lejos de resguardarse en sus casas, responde con aplausos y cánticos.
«El Carnaval es del pueblo y no lo para nadie», se escuchaba decir entre los asistentes que, paraguas en mano o simplemente confiando en la suerte, disfrutaban de cada pasada.
A medida que la noche avanza, el desfile reafirma su lugar como una de las fiestas más esperadas del calendario carmelitano, con una mezcla de tradición, pasión y compromiso. Porque, al final, la esencia del Carnaval es esa: salir a la calle, incluso cuando el cielo duda.
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