En el acto oficial del 206 aniversario del Ejército y en presencia del propio presidente Tabaré Vázquez, el jefe del Ejército, Gral. Ej. Guido Manini Ríos, aludió a las críticas que algunos sectores de la sociedad realizan al Ejército Nacional frente a los privilegios que tienen mediante el actual sistema de jubilaciones de los militares.
«Somos conscientes de que vivimos tiempos complejos: tiempos de odios que parecen inextinguibles, muchas veces alentados por intereses inconfesables, en un mundo en que campea la violencia irracional, donde no existe rincón alguno que esté libre de conflicto, o de ser escenario de algún acto de terrorismo,» expresó el jerarca militar.
En otra parte de su discurso habló de los que algunos llaman «privilegios de los militares», en clara alusión a quienes sostienen que las jubilaciones de los militares constituyen «un privilegio», por la forma en que acceden a esa condición y el monto de los salarios que reciben los militares de carrera.
El Comandante en Jefe del Ejército ejemplificó con la realidad de la tropa, eludiendo la realidad de los militares de grado, que es donde estaría el centro del debate, con jubilaciones que algunos sectores consideran desproporcionadas para la realidad uruguaya.
Privilegios
Manini Ríos dijo: «En los últimos tiempos se han oído voces preocupadas por los privilegios
de los militares. Sí señores, los 15 mil hombres y mujeres que integran nuestro Ejército, son unos verdaderos privilegiados… Tienen el privilegio de estar a toda hora, los 365 días del año al servicio de la Sociedad de la que provienen, y no reclamar por ello ningún trato o compensación especial…»
«Tuvieron el privilegio, la madrugada de un 23 de diciembre, de evacuar a miles de vecinos de Artigas sorprendidos por la más grande y rápida creciente de su historia, estando ellos mismos inundados… y después hacer lo mismo en Salto, en Durazno, y en casi todo el país.
Tuvieron el privilegio de ser los primeros en llegar a la ciudad de Dolores el día más negro de su historia y cortar los saqueos que comenzaban a producirse. Tuvieron el privilegio de ser aplaudidos por los vecinos de Montevideo, cuando, mientras todos celebraban en Fin de Año y Año nuevo, ellos trabajaban para alejar un riesgo sanitario de la ciudad.»
«Tuvieron y tienen el privilegio de llevar la bandera uruguaya en su brazo a los rincones más apartados y castigados del planeta. Tuvieron y tienen el privilegio de recibir la emocionada sonrisa de un niño o un anciano africano, haitiano o camboyano, que en ellos encontraron, tal vez por primera vez, el cariño que la vida les negó. Tienen el privilegio de izar cada mañana el pabellón nacional en la Antártida todos los días del año, manteniendo vivo ese lejano rincón de nuestra Patria.»
«Tienen el privilegio de sentirse no funcionarios sino servidores del Estado y de escuchar en
silencio las discusiones sobre su futuro, a veces teñidas de falsedades y tergiversaciones malintencionadas… tienen, en fin, el privilegio de llevar su pobreza con dignidad y lucir orgullosos el uniforme que para ellos representa su vida… A estos privilegiados nuestro sentido homenaje y reconocimiento…»