Hace ya casi un año, el 21 de diciembre de 2016 El Observador publicaba a todo color un suplemento de 12 páginas en donde si uno lo repasa a un año, sobre todo lo que allí se dice; descubre cómo en tan poco tiempo la realidad lamentablemente sobrepasó todas las proyecciones y programas que se venían desarrollando en una de las más emblemáticas empresas de la ciudad, para concluir en serias dificultades que se vienen timoneando.
La realidad
Hace un año la Gerencia de Calcar mostraba una inversión millonaria que asumía la empresa de más de 20 millones de dólares en Tarariras, y señalaba que en diciembre de 2017 ya estaría funcionando.
Pero la realidad muestra otra cosa: en diciembre no hay inauguración y la empresa se encuentra lejos de aquellos proyectos, viendo ahora cómo pagar el aguinaldo a los 240 trabajadores.
Finalmente, esta semana, el Directorio de CALCAR no pudo cumplir con el convenio firmado y dividió los pagos en un 50%, en partes iguales. La primera parte del pago se cumplió este viernes y la segunda prometen entregarlo el próximo viernes.
La empresa -los días previos- comunicó a sus trabajadores que no tenía el dinero para cumplir con lo acordado, que era el 75% para el día 20 de diciembre; dejando al desnudo la situación crítica financiera que vive la misma.
Una Asamblea aceptó la segunda opción, ante el panorama actual que desde ALTRAC califican de muy serio. «El día miércoles planteamos un pre-conflicto al no contar con el 75%, el jueves hubo una reunión en donde se resolvió salir de la situación con esta propuesta», explicaron a Carmelo Portal, fuentes gremiales.
240 trabajadores
En ALTRAC perciben que la situación financiera de CALCAR es muy complicada, llegar a este escenario en no poder cumplir con lo firmado, no es un capricho empresarial, es la realidad con la que se encuentra esta industria local láctea.
Los trabajadores denuncian que faltan insumos,producciones que no se realizan, y que se enfrentan a un gran desafío para permanecer en el mercado.
En CALCAR ya no se toman trabajadores zafrales, esa necesidad la cubren empleados que viajaban desde Carmelo a Tarariras, amortiguando todo el desgaste que significa viajar diariamente. En esa situación hay una veintena de funcionarios.
CALCAR cuenta con una plantilla de 240 trabajadores, 130 de ellos trabajan aquí en Carmelo, entre administrativos y almacén. La planta carmelitana produce quesos y ricota. La leche, yogures y sub productos se producen en Tarariras.
Atrás queda la inversión de 20 millones de dólares que la empresa proyectó y tenía previsto inaugurar en el primer semestre de este año en Tarariras y que fue anunciada en un suplemento especial de El Observador, publicado en diciembre de 2016, por el propio Gerente Hugo Pareschi donde señaló que para fines de 2017 ya estaría funcionando a pleno la fábrica.
«Eso está todo parado», indicaron desde ALTRAC, al referirse a la planta de última generación que se pensaba realizar en Tarariras.
La realidad es que existen exportaciones, comentan los trabajadores, pero los volúmenes de colocación están lejos de ser los que existían antes. La exportación y el mercado interno se mantiene pero no a los niveles de antes y menos con los valores que existían en el pasado.
El antes y después de la cooperativa parece estar lejos de consolidar crecimientos, se trata de permanecer, en un escenario de crisis del sector y en donde muchas variables incluso no dependen siquiera de quienes intentan darle un rumbo al timón de la empresa.