Finalmente la ex comisión del Bicentenario se quedó sin palabras a la respuesta que dio la Concejal Ivelice Careac mediante una carta y prefirió no decir nada a las explicaciones planteadas en el Municipio de Carmelo.
Es que el verdadero origen y desarrollo de toda esta discusión da la impresión que es esencialmente político. Que tal vez no está en lo que se duda o en aquello que se dijo.
Para mirar este asunto, el único interés en el tema es percibir cómo se articula el poder a través de formas que muchas veces no pasan por la institucionalidad formal. Los clubes sociales en su tiempo, el fútbol, las organizaciones de bien público dan cabida a ciertas formas de poder que están presentes operando en la consolidación muchas veces de la cosa pública. Y curiosamente a veces se conforman grupos que nos representan y hablan por nosotros, incluso en espacios de gobierno no solo local, sino departamental y nacional.
La legitimación pública de estos actores locales conforma ese vacío político e institucional que estaría destinado a los representantes elegidos en elecciones formales.
Y ese es el punto de debate. Hasta donde existe un sentido de apropiación que pueda derivar en futuras decisiones que involucren la vida de la sociedad en que vivimos y que tengan un impacto en la comunidad mediante cualquier cosa: incluso hasta en la idea de construir un parque, por dar un ejemplo.
En todo esto hay grises, y no necesariamente estos «espacios de poder» son integrados por personas con intereses concretos, los hay con tiempo libre disponible, por amor a la comarca, por compromiso ciudadano, pero también por intereses concretos ya sean políticos o comerciales, por citar dos ejemplos, entre muchos.
¿Qué influencia pueden tener estos espacios creados bajo el rótulo de comisiones?, creo que la de «cantera», lugar para ir construyendo un nombre, o dándole identidad a determinados intangibles. Tal vez el último más curioso, en una sociedad tan conservadora como la carmelitana, es la construcción local de un relato sobre el pasado reciente, las atrocidades vividas y una tímida aparición pública de nombres de civiles que apoyaron la dictadura, esto en algunos discursos y en acciones institucionales mediante proyectos a desarrollar en Carmelo.
El silencio de la ex Comisión del Bicentenario presenta sin embargo una característica que no es nueva, la de callar. Es una conversación de sordos de algo que ya no existe, con la institucionalidad formal del Municipio de Carmelo. En el medio de esto aparecen nombres, dudas y reproches.
¿Dónde está la intencionalidad del discurso? Claramente tal vez en la de dividir y sacar algún rédito. Cada quién sabe que posición ocupa en un tema que pasó desapercibido para la casi totalidad de la prensa local y que no causó la más mínima reacción en la población.
Hay una distancia y un desinterés popular que debería ser el único tema a destacar, por personas que en el acierto o en el error, interesadas o no, dedicaron parte de su tiempo libre para hacer cosas por los demás.
Esto último debería respetarse y en definitiva es lo único que tendría que interesarnos, al menos, como recuerdo de todo lo lindo que fue ese festejo tan bien organizado de los 200 años de nuestra ciudad.
Elio García Clavijo