Por: Silvia Rodríguez Collazo
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Las proyecciones que realizan los economistas han sido ampliamente criticadas, tanto por los desvíos constatados respecto a los valores reales, como por las consecuencias de sus desaciertos. La mayoría de los pronósticos no ha podido anticipar las grandes crisis económicas internacionales como la ocurrida en los años setenta, o la más reciente crisis financiera de 2008-2009.
Los “grandes” errores de predicción han tenido, no obstante, efectos positivos sobre la práctica predictiva. De hecho, han sido notorios los progresos acontecidos en los métodos para analizar las características de las variables económicas y en los modelos que los economistas utilizan para predecirlas. Varios de los avances ocurridos en esta materia durante las últimas décadas han sido galardonados con el Premio Nobel de Economía.
El horizonte temporal es crítico a la hora de evaluar la precisión de las predicciones. La incertidumbre asociada a pronosticar lo que ocurrirá mañana es muy diferente a la que surge al predecir lo que podría acontecer con el PIB de una economía dentro de un año. Es altamente probable que en el transcurso de los próximos doce meses ocurran eventos que pueden impactar sobre las predicciones. El surgimiento de información novedosa (hoy impredecible), proveniente de una realidad cambiante, está en la base misma del proceso de revisión de las predicciones económicas.
Hace algunos días se han dado a conocer las proyecciones de crecimiento para la economía uruguaya en 2018 por parte de los seis analistas económicos (instituciones, empresas y profesionales independientes) que informaron a la encuesta de expectativas económicas del Banco Central del Uruguay (BCU).
En la Tabla 1 se expone información sobre las predicciones de los analistas a lo largo del año. Puede apreciarse que tanto el promedio como la mediana de las expectativas de crecimiento se han ido reduciendo progresivamente, aunque a partir del mes de junio el deterioro se vuelve más nítido. Las medidas de resumen indican además, que no existen diferencias apreciables de las predicciones de los analistas individuales.
Fuente: BCU
La información presentada en la Tabla 1 muestra el alineamiento entre las opiniones de los analistas. Puede apreciarse también que el proceso de revisión a la baja es generalizado. No parece haber discrepancias al respecto, observamos una suerte de “efecto manada” en la evolución reciente de las predicciones individuales.
En el año 2010 la encuesta de expectativas era contestada por 18 analistas. ¿La dispersión de opiniones se redujo debido a la disminución en el número de respuestas? ¿El mayor alineamiento observado entre las predicciones individuales se debe a que existe hoy un consenso entre analistas al evaluar la coyuntura económica que atraviesa Uruguay?
El punto es que resulta llamativo que los nuevos acontecimientos (negativos) que recurrentemente mencionan los analistas al ser consultados por los medios de información no aparecen reflejados en las predicciones recientes que reportan a la encuesta. Los datos divulgados por el BCU indican que en el transcurso de los tres últimos meses las predicciones no han integrado ninguna novedad. ¿Estamos frente a un gran consenso o al citado “efecto manada”?
Lo que no surge de la Tabla 1 es que las predicciones individuales están sujetas a incertidumbre. El rango de las discrepancias entre las predicciones individuales no puede interpretarse como una medida de la incertidumbre sobre la predicción de crecimiento del PIB para el año 2018. El cálculo de promedios, medianas, máximos, mínimos y desvíos de las predicciones individuales no deben ser considerados como sustitutos de la información acerca de la precisión de las predicciones.
A falta de datos concretos sobre el nivel de incertidumbre, ¿habrá que esperar hasta el año que viene para saber cuán imprecisas eran las predicciones de los analistas? No necesariamente. Si cada analista aportara información sobre el grado de precisión de las predicciones ayudaría a quienes utilizan sus las predicciones para tomar decisiones económicas.
A nadie debería sorprender la afirmación de que el futuro es incierto y, por tanto, las predicciones no pueden interpretarse como un “valor cierto”. Los analistas saben, aunque no lo expongan en sus informes, que la labor predictiva proporciona información acerca de los “rangos de valores probables” de las variables que se predicen. Esta información debería divulgarse junto a los pronósticos. Para contribuir en el proceso de toma de decisiones, los analistas deberían explicitar la información acerca de la precisión de sus pronósticos, ofreciendo uno o varios rangos de valores con sus medidas de probabilidad.
La estrategia de comunicación utilizada por cinve cuando divulga el Indicador Tendencial de la Actividad Económica (ITAE) de Uruguay es sólo un ejemplo concreto acerca de que es posible difundir predicciones de manera simple y aportando información sobre el nivel de incertidumbre de las estimaciones. Otro ejemplo son los informes del Banco de Inglaterra, el Banco Central del Reino Unido.
¿Qué significado tiene qué la mediana de las respuestas sobre crecimiento del PIB haya caído apenas 0,02 puntos porcentuales entre los meses de julio y agosto? ¿Qué información está aportando “el mercado” acerca de las perspectivas de crecimiento económico para el presente año? Este dato indica que los analistas encuestados esperan que el crecimiento económico en 2018 sea inferior al que esperaban un mes atrás. Pero a diferencia de la aritmética, en estadística el 2,42% puede no ser, y de hecho no lo es, diferente del 2,40%.
De la evolución de las respuestas aportadas por los analistas a la encuesta del BCU se puede interpretar que existe acuerdo respecto a que en el transcurso de los últimos ocho meses han ocurrido cambios en el entorno que deterioran las perspectivas de crecimiento. Lo que no se puede determinar es con que probabilidad el PIB crecería 0,8 puntos porcentuales menos que lo que se esperaba en enero. La ausencia de datos sobre la precisión de las predicciones impide extraer una conclusión de ese tipo.
Las reflexiones que se realizan en este artículo no cuestionan la calidad de las predicciones que reportan los colegas encuestados por el BCU ni pretenden poner en tela de juicio el valor de las proyecciones que los analistas difunden por otros canales. Lo que se pretende es aclarar cuál es el alcance de la información aportada por la encuesta de expectativas del BCU y, al mismo tiempo, argumentar acerca de la importancia de reportar indicadores de precisión de las predicciones.
En la actualidad, la economía uruguaya se encuentra transitando por una coyuntura regional e internacional más adversa que al inicio del año. En este contexto, es hoy más probable que el PIB crezca en 2018 menos que lo que se proyectaba a principios de año. Sin embargo los usuarios de estas predicciones no disponen de elementos para cuantificar la importancia de esta adversidad con la información que aportan los analistas a la encuesta del BCU.
La relevancia de la labor predictiva y la utilidad de las predicciones económicas para la toma de decisiones mejorarían, considerablemente, si los analistas ayudaran a los usuarios aportando información sobre la incertidumbre de sus pronósticos. Avanzando en esta dirección, se estaría dando un paso importante para mejorar la credibilidad de las proyecciones económicas.
* Economista, investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas (CINVE). Investigadora del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Universidad de la República, Uruguay.
Las opiniones vertidas en este artículo reflejan exclusivamente la perspectiva de la autora, y no comprometen a las instituciones mencionadas.
Publicado por Carmelo Portal con autorización del Blog SUMA
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