Una multitud de mujeres luciendo pañuelos violetas y alzando sus puños al grito de frases como «Tocan a una, tocan a todas» y «Fuego al patriarcado» se apoderó de las calles de Montevideo por el Día Internacional de la Mujer.
Partiendo desde la céntrica Plaza Libertad, miles de mujeres marcharon por la principal avenida de la capital uruguaya hacia la explanada de la Universidad de la República unidas por la lucha feminista y los reclamos por una sociedad más justa y equitativa.
Las manifestantes, que en muchos casos llevaban pintado en sus caras el «8M» o el símbolo del movimiento feminista captaban a su paso la mirada de los montevideanos, que se acercaron a apreciar el paso de la marcha de las mujeres que hacían oír con furia sus cánticos.
«Y ahora que estamos todas, y ahora que sí nos ven, arriba el feminismo que va a vencer» y «Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar» fueron dos de los cánticos más coreados en la marcha, que contó con una intervención artística y fue acompañada en un tramo por una cuerda de tambores.
Desde un costado de la avenida 18 de Julio, copada por la marea violeta de mujeres convocadas por la Coordinadora de Feminismos de Uruguay bajo la consigna «Memoria de lucha, día de paro, tiempo de rebelión» un conjunto de mujeres trans con su bandera rosa, azul y blanca aguardaba para unirse.
Entre ellas estaba la presidenta de la Asociación Transgénero del Uruguay (ATRU), Karina Pankievich, quien destacó a Efe que como grupo de mujeres les pareció importante ser parte de la marcha.
«La importancia para nosotras es unirnos a la lucha de las mujeres, porque mujeres somos todas. La lucha feminista no es de ahora, es de décadas y hoy por hoy nos incluimos y somos mujeres también, por eso apoyamos», expresó Pankievich.
En cuanto a la proclama, que reitera un llamado a la Huelga Feminista por mejores condiciones económicas y sociales, y rechaza los discursos de odio contra las mujeres, la desaparición por trata o el asesinato de muchas de ellas, la presidenta de ATRU afirmó que las trans, como mujeres, hacen eco de ello.
«Se tocaron puntos muy específicos; el trabajo, la inclusión, las leyes, los derechos que como todas mujeres y como todas personas merecemos y tenemos. La sociedad tiene que darnos esos derechos, es de la manera que el mundo puede cambiar. ¡Arriba con el feminismo, abajo con el machismo!», subrayó.
Por su parte, Darío Silva, un hombre joven que acompañó la marcha hasta su punto culmine con una intervención de las integrantes de los colectivos feministas alrededor de una hoguera que recordaba a las mujeres asesinadas en el pasado por «brujas», apuntó que cree que los hombres deben involucrarse y apoyar a la lucha feminista.
«Participando (de la marcha) es una buena manera de involucrarnos y cada uno desde su lugar aportar para construir una sociedad más justa», atinó Silva.
Por otro lado, Victoria Hernández, una integrante del colectivo de feminismo radical RadFem, se expresó en contra de la asistencia de hombres a una marcha como la del 8 de marzo ya que en su opinión estos no son el «objeto político» de la manifestación.
«Lo que se busca es que muchas personas, mujeres evidentemente, que hayan sido abusadas o que hayan tenido situaciones de acoso, se sientan seguras en este día y creo que es ese el objetivo de que no vengan hombres, que todas nos podamos sentir seguras», valoró Hernández.
La activista matizó de todas formas que no cree que todos los hombres constituyan «una amenaza» al movimiento, pero que en la medida en que bajo la «sociedad patriarcal» muchos se sienten con la potestad de abusar de las mujeres, la marcha debería ser un espacio para que todas estén «hermanadas, unidas y sin amenaza alguna».
La marcha feminista comenzó a las 18.00 hora local y participaron de ella miles de mujeres de diferentes edades, así como un número menor de hombres que acudieron a apoyar.
Si bien la mayor parte de la manifestación se realizó de forma pacífica, algunas participantes arrojaron pintura a la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, que contaba con custodia policial tras haber sido vandalizada en la marcha de 2018.
Alejandro Prieto
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