"Este equipo siempre lucha hasta el final y disputa cada pelota como si fuera la última. El equipo mostró algo que es tradición del fútbol de Uruguay". La satisfacción que irradiaba esta madrugada Óscar Washington Tabarez, y con él toda la delegación uruguaya, no emanaba del hecho de haber concluido primeros de grupo. Tampoco por haberlo logrado frente a Chile, con el que muchos jugadores mantienen cuitas y, ni siquiera, por haber logrado un día más de descanso -juegan el último partido de cuartos- y un rival (Perú) en un peor momento de forma que Colombia. Uruguay exhibía orgulloso un triunfo de casta que le entronca con la tradición. Lo hizo, además, en el Maracaná, donde su mística adquirió hace casi 70 años dimensión universal, y cuando cumplía 200 partidos en la competición de selecciones más antigua del mundo. Porque la Copa América es territorio celeste desde que en 1916 el directivo Héctor Rivadavia comenzó a dar forma al campeonato sudamericano. Desde que José Piendibene -al que los propios argentinos apodaron el "Maestro"- marcó el primer gol de la historia del torneo, precisamente contra Chile, hasta que el "Matador" Edinson Cavani resolvió el lunes el mismo choque, más de un siglo después. A la Copa América se agarró Uruguay en la dura transición de los años 80 a los 90, cuando envuelta en la denominada "garra charrúa" se volvió un equipo brusco, que no sacaba ventaja del talento de jugadores como Enzo Francescoli, Pablo Bengoechea, Rubén Sosa o, más tarde, el "Chino" Recoba para regresar a la elite mundial. Incluso, en esos años, Uruguay era capaz de levantar el título en dos ocasiones (1987 y 1995). Y volvió en 2011, culminando el proceso iniciado en 2006 por otro "maestro", Óscar Washington Tabárez, que ya había tenido una experiencia previa como seleccionador a finales de los 80 y regresó para reordenar el fúbol uruguayo. Tabárez llevó a Uruguay al cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica 2010 y un año después a la conquista de la Copa América 2011. Le dotó de una identidad y cambió su mentalidad. Que fuese, junto a España, el equipo menos amonestado del pasado Mundial de Rusia no fue una casualidad. Después de lo que había pasado en el Mundial de Brasil, cuando la agresividad de Luis Suárez le dejó sin su mejor jugador, le hizo pensar en reforzar la disciplina y potenciar las virtudes del grupo. Convertido en el entrenador más veterano que ha dirigido a una selección en un Mundial (71 años), Tabarez es también el técnico celeste que más partidos de la Copa América ha dirigido (29) y, pese a los evidentes problemas de movilidad que ha mostrado en esa Copa América, desde su silla a pie de campo aún imparte magisterio. Conforme ha transcurrido la competición, Uruguay ha ido ganando la etiqueta de favorita, convertida en un modelo dentro del fútbol sudamericano, de cómo hacer la transición de una generación a otra. MIentras Chile exprime a su generación campeona y Argentina acude a Brasil con 14 jugadores que no han disputado nunca un gran torneo, Tabárez ha sabido mantener con hambre de títulos a Godín, Luis Suárez o Cavani y dar entrada en el grupo, sin que chirríie, a Lucas Torreira, Fede Valverde o Rodrigo Bentancur, que hoy cumple 22 años. Con un pie en el futuro y otro en la tradición, Uruguay mantiene la mística 200 partidos después. Ciento tres goles después del gol de Piendibene, aún piensa en ampliar su ventaja como Rey de Copas. Busca el decimosexto título. <strong>- Uruguay en Copa América:</strong> - Primer partido: 2 de julio de 1916, Estadio GEBA de Buenos Aires:: Uruguay 4 - Chile 0 - Partido 100: 7 de marzo de 1957, Estadio Nacional de Lima: Uruguay 9 - Ecuador 0 - Partido 200: 24 de junio de 2019, Estadio Maracaná de Rio de Janeiro: Chile 0 - Uruguay, 1. Óscar González (EFE)