Es viernes por la noche en Buenos Aires y el termómetro marca 5 grados en la Plaza de Mayo en una de las noches más frías de lo poco que va de invierno, mientras decenas de personas hacen fila por ropas calientes y una manta, un plato de sopa para ahora y medicamentos por si después viene una gripe.
A 50 metros de la Casa Rosada, desde donde el Gobierno de Mauricio Macri gestiona la grave crisis económica que atraviesa el país desde 2018, Patricia intenta resolver lo más urgente: abrigar a sus cinco hijos ante la primera ola de frío del año, por la cual se ha generado una ola de solidaridad sin precedentes recientes.
Hasta hace tres días, cinco personas habían muerto en un lapso de once jornadas en Argentina debido a las bajas temperaturas y solo en Buenos Aires hay 7.251 personas en situación de calle, según un censo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) argentino.
Patricia, una mujer joven, no es de la capital sino del sur del área metropolitana, de Lomas de Zamora, y después de hacer acopio de la ropa que puede, le esperan dos horas de viaje en transporte público de vuelta a su localidad con dos de sus pequeños.
«Digamos que tenemos una situación un poco difícil. Cada vez es peor, estos dos últimos años, para mi lado personal, fueron malos», dice a Efe.
Está desempleada, su esposo es cartonero, no reciben ningún subsidio y el frío, que hiela el cuerpo cualquiera de estos días en Buenos Aires, lo agrava todo más.
«(Nos dieron) ropa y bueno, lo que te sirven acá para comer», explica mientras sostiene una bolsa de plástico llena de prendas.
Aunque espera que la situación mejore para los suyos, por el momento se agarra de encuentros como este que organiza la asociación Red Solidaria: «cuando no es acá, es en otro lado», asegura, preguntada por cómo sobrevive al invierno austral.
Yesica, otra madre que está en la emblemática plaza con sus dos hijos y varias bolsas de plástico repletas como las de Patricia, reconoce que esta ayuda es esencial.
«Viene rebién, más que nada para los chicos», indica mientras bebe el café que le ofrecieron después de cenar.
La mayoría de las cerca de 300 personas concentradas en el lugar son madres con sus vástagos, hay pocos hombres y pocas personas de edad avanzada.
Al frente del operativo está Juan Carr, fundador de Red Solidaria, quien asegura que la nación iba camino de «una cifra récord» de fallecimientos por las bajas temperaturas.
Cuando vio que eran cinco las muertes en solo once días, se dijo que debía realizar un llamamiento especial para concienciar.
Hablaron con el club River Plate, que se sumó a la causa, y el miércoles acondicionaron varios gimnasios y vestuarios del estadio Monumental, una iniciativa que dio la vuelta al mundo y generó una marea de solidaridad que contiene a la ola de frío.
«La Argentina se manifestó en una situación insólita, ahora hay una explosión de clubes (de fútbol) de Buenos Aires y del interior que están copiando el modelo: abren las puertas del club, los vecinos preparan camas…»
Hace 24 años que Carr inició Red Solidaria, hace cinco que se reúne con sus voluntarios de lunes a viernes en Plaza de Mayo para acciones como esta, pero solo ha sido hace tres días, desde que 100 personas duermen en el Monumental, cuando vio algo así.
Cuenta que las llamadas a la línea 108 de Atención Social Inmediata de la ciudad han pasado de 1.000 a 3.000 en tres días.
Desde esa fecha no se han registrado nuevos decesos.
«Es una experiencia nueva, no había antecedentes, pero es una buena manera de evitar más muertes por la situación de calle», analiza.
Lo que sí deja claro es que para él, más allá del revuelo de los últimos días, el problema existió y existirá siempre que haya al menos «una persona en situación de calle y con hambre», sea con este frío o con termómetros más apacibles.
Alrededor de Carr, decenas de menores se mantienen calientes, en parte por la sopa y en parte porque corretean por la plaza mientras sus madres eligen la ropa que las voluntarias les alcanzan.
Muchos niños juegan como si fuera otra noche más, una noche en el centro, solo que los medidores rozarán las temperaturas negativas unas horas más adelante y algunos de ellos seguirán sin un techo.
«Nos parece alarmante que aumentó la cantidad de niños, niñas y adolescentes (en situación de calle). El 16 % de las personas censadas son niños», lamenta la presidenta de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, Cecilia Segura.
Son 870 los menores de la ciudad en esta condición, que se agrava en el área metropolitana de la capital, donde «la situación es realmente terrible».
Los datos que este viernes presentó junto al CELS arrojan que, de las cerca de 7.000 personas en la calle, 5.412 duermen a la intemperie y 1.600 viven en la calle por primera vez.
Segura achaca el aumento de los dos últimos años -el anterior censo es de 2017- a la crisis que comenzó en 2018 y que todavía padece Argentina, que acumula una inflación cercana al 55 % en los últimos doce meses y un 40 % proyectado para el total del ejercicio actual.
«La capacidad adquisitiva del salario cayó, una de las causas que indican las personas que terminan en la calle es que no han podido pagar el aumento de las tarifas, los alquileres y los alimentos. Lamentablemente la comida volvió a ser un tema de agenda», asevera.
La del CELS es una información que contradice a la del Gobierno de la ciudad, dirigido por el macrista Horacio Rodríguez Larreta, que determinó en otro informe que las personas que duermen a la intemperie en la ciudad son poco más de 1.100.
«No se está priorizando cuidar a los sectores que más lo necesitan», subraya Segura.
Y la solidaridad de los últimos días es insuficiente por sí sola para acabar con lo peor de un invierno porteño diferente al que imaginó Astor Piazzolla.
«Por supuesto que no alcanza, por eso se están muriendo personas de frío y de hambre en nuestro país», advierte.
Pablo Ramón Ochoa (EFE)
Comentarios