El embajador iberoamericano de la Cultura se encuentra en la capital uruguaya participando de diferentes actividades culturales y sociales bajo el auspicio de la Secretaría General Iberoamericana (Segib).
Este domingo, la calurosa tarde uruguaya fue el marco ideal para que Brown tuviera una buena dosis de candombe rodeado de los artistas más reconocidos del país suramericano en este histórico ritmo.
«Es un honor estar en Uruguay, un sitio de muchísima esperanza para la música mundial», dijo a Efe el brasileño, luego de un primer encuentro en el taller de tambores de Fernando «Lobo» Núñez, uno de los símbolos del candombe uruguayo.
El artista llegó al taller ubicado a pocos metros de la rambla montevideana y se fundió en un abrazo con Núñez, a quien conoció décadas atrás en Bahía.
Pese a los años sin verse, ambos artistas hablaron por unos minutos como si estuvieran en contacto permanente y, de forma casi instantánea, se sentaron ante los tambores para improvisar canbombe frente a la admiración de los presentes.
Los aplausos, las grabaciones y la alegría típica de los ritmos con descendencia africana no demoraron en hacerse presente en el pequeño estudio que tiene instalado Núñez dentro de su taller.
Tras varios minutos improvisando, en los que también se sumaron los hijos de Núñez y otros artistas que estaban en el lugar a tocar junto a Brown, el uruguayo llevó a su colega a conocer las instalaciones del taller y mostrarle cómo se fabrica un tambor.
Antes de partir hacia el corazón del barrio Palermo -donde ensaya la comparsa Valores de Ansina- apareció Ruben Rada, uno de los músicos más reconocidos de Uruguay, para saludar a Brown y compartir unos momentos junto a él.
«La gente pregunta de donde viene el candombe, puede venir de varios lados, lo que pasó con el candombe pasó con el samba en Brasil», detalló el brasileño.
Su respeto por estos ritmos es tal, que en más de una oportunidad se paró frente a un tambor y le hizo una reverencia acompañada de un saludo al cielo.
Brown consideró que estar en Uruguay como embajador de la cultura iberoamericana es «un honor grande» y aseguró que si está en este lugar es porque sus colegas le dieron la confianza y lo acompañan en el camino.
Sobre el «Lobo» Núñez, el compositor dijo que tiene una «tremenda importancia» para mantener viva la memoria del candombe y del tambor en Uruguay.
«Este hombre tocando no está pidiendo dinero, está dando riquezas, está evocando cosas importantes y dejando su legado que ha adquirido experiencias, estudio y respeto a las culturas mundiales», añadió.
Núñez, por su parte, dijo a Efe que sin importar las distancias los artistas siempre caminan juntos por la vida «a través del tambor»
«Todas las personas con las que he tocado son todos mis grandes maestros, sin excepción de ninguno porque el candombe, la rumba, el samba, la plena, todos los ritmos que son hijos de áfrica, todos nos han mantenido hasta ahora unidos», afirmó.
Luego del encuentro en el taller, tocó el momento de ir hacia el ensayo de la comparsa. Allí, cientos de personas esperaban la llegada de Brown e iban ultimando detalles para comenzar.
El brasileño disfrutó del encuentro que comenzó con un pequeño grupo de jóvenes practicando el caopeira mientras a pocos metros los tambores estaban siendo afinados con el calor de una fogata encendida en medio de la calle.
«Lo que tenemos en nuestra América Latina, es un legado importante de todas las mezclas posibles porque lo que hacemos no es solamente de la cultura negra, está la presencia de la cultura indígena y de todas las culturas ancestrales», enfatizó Brown.
Para el reconocido compositor, el ritmo de los tambores «es un lenguaje» y no se diferencia en cada país pese a expresarse en ritmos diferentes ya que son una herencia importante «para que América viva».
«Nosotros somos América Latina somos una conjunción especial del mundo, nosotros tenemos la memoria del ritmo de todas las culturas. Cuando uno escucha el candombe es como si estuviese escuchando una escuela de samba», consideró.
Según Brown, cuando suenan los tres típicos tambores del candombe -el chico, el repique y el piano- hace que todos se unan a través del instrumento y se pierdan las diferencias.
«El tambor habla por sí mismo, evoca lo mejor de nuestra alma», fue una de las frases que más repitió el brasileño durante la tarde.
Al momento de comenzar el ensayo, los tambores se ordenaron, las bailarinas se colocaron por delante de ellos y el brasileño entre medio de todos ellos acompañando el ritmo con un agogo.
Por las calles de Palermo y con una bandera uruguaya colgada sobre sus hombros, Brown vivió por dentro el candombe uruguayo, en medio de uno de los barrios más icónicos de este ritmo y con cientos de personas que se acercaron a saludarlo, a acompañar la comparsa o simplemente a dejarse llevar por la alegría de este ritmo que une a ambos países.
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