Por Sergio Marín Lafuente
La medalla de oro que recibió Juan Peregrino Anselmo en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, una camiseta celeste de comienzos del siglo XX o los arcos del estadio Centenario son algunas de las joyas que podrán adquirirse este miércoles en una subasta en Uruguay.
Más de 90 años después de que el delantero del Peñarol se colgara en el cuello ese oro, la familia decidió que era hora de sacarla del cajón donde estaba guardada para subastarla.
Así lo relata en una entrevista con Efe Sebastián Zorrilla, el director de Zorrilla Subastas, casa donde tendrá lugar la «Memorabilia futbolística» el 20 de noviembre a las 15 horas (18.00 GMT).
Doscientos dieciséis lotes, relacionados con la «gran era» del balompié uruguayo que ganó los Mundiales de 1930 y 1950 y los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, se venderán al mejor postor.
«Ese periodo del fútbol uruguayo es atractivo a nivel mundial por lo que fue, por lo que era Uruguay, que iba a Europa y hacía gloria», destaca Zorrilla.
El rematador destaca que, de este conjunto, unas 120 piezas proceden de un solo coleccionista, del cual Zorrilla no ha querido desvelar la identidad pero sí aclarar que tiene unos 50 años, «compró toda su vida cosas de fútbol y siempre le encantó la temática».
Además de la medalla, la otra gran estrella de la subasta será la camiseta celeste con cuello y puños blancos que vistió Uruguay entre 1910 y 1935 y que llegó a viajar a Colombia porque un futbolista de la época se lo regaló a un compañero del país.
Tampoco parece que haya pasado el tiempo por un cartel del Mundial de Fútbol de 1930, el primero que organizó la FIFA y que tuvo su sede en Uruguay, y que apenas se ve un poco amarillento.
«En el momento del Mundial se hicieron muchísimos (afiches), pero eran de papel, se van destrozando, se van dañando y quedan cada vez menos», subraya Zorrilla, quien también destaca que, a pocos años de celebrar su centenario, «se va despertando interés y llama mucho la atención».
Fotografías, normativa futbolística de la época y hasta los palos que residieron en el estadio Centenario de Montevideo de 1974 hasta 2019 completan el variado catálogo que se expone en la casa de subastas y que formará parte de este remate, que Zorrilla lleva preparando desde marzo.
En cuanto a los precios de salida, Zorrilla detalla que varían desde los 10 dólares para libros, documentación o fotografías hasta los 5.000 que saldrán los productos más valiosos.
El oro de los Juegos Olímpicos de 1928 será la pieza por la que más alto pujarán los coleccionistas, predice el rematador, que calcula que podrá ascender hasta los 10.000 dólares, monto por el que se vendió en otra subasta una medalla de París 1924.
Zorrilla insiste en la idea de que, más allá de la compraventa, desde la casa plantean el catálogo como «pequeños homenajes» a las piezas subastadas y como una manera de que estas «trasciendan».
«No es mandarlo a un remate de una semana que se vendió y no sabes ni quién lo compró. Acá sabemos que la mayoría de los compradores son todos coleccionistas, y llegamos al público de todo el mundo», asevera.
Zorrilla afirma que en Uruguay existe una asentada tradición coleccionista pero, añade, el objetivo de este remate es mucho mayor: aspiran a Asia, Europa o Estados Unidos, lugares donde, señala, hay «mucho interés» por el coleccionismo de fútbol.
Además de la puja presencial en la sede de Zorrilla Subastas en Montevideo, el remate se podrá seguir en vivo a través de las plataformas «Invaluable» y «LiveAuctioneers».
EFE
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