Por José Manuel Rodríguez
Al cumplirse 10 años de su muerte, Roberto Sánchez, por todos conocido como Sandro (1945-2010), sigue vivo en los corazones de los miles de fans que cosechó en América, con canciones que traspasaron generaciones y un personal estilo que le convirtió en el eterno «Elvis argentino».
Sandro falleció de sepsis un 4 de enero de hace 10 años en el Hospital Italiano de Mendoza (Argentina) tras una larga enfermedad pulmonar, pero su legado artístico sigue rompiendo silencios con más de 41 álbumes musicales y clásicos atemporales como «Porque yo te amo», «Rosa, Rosa» y «Las manos», a los que hay que sumar las 11 películas que protagonizó.
UNA TRAYECTORIA PLAGADA DE ÉXITOS
«Fue una revolución cultural», asegura en una entrevista con Efe el actor Fernando San Martín, que lleva desde 2003 interpretando a Sandro sobre las tablas en distintos espectáculos, y para quien «El Gitano», junto a Carlos Gardel y Charly García, forma «el ADN musical argentino».
Se trata, a juicio del intérprete, del hombre que «internacionalizó» la música argentina con letras que forman parte «del cancionero popular».
De hecho, según recuerda la periodista y autora de una biografía del cantante, Gabriela Guiñazú, nadie llenó tantas veces el Gran Teatro Rex de Buenos Aires como Sandro, que lo hizo en cuarenta veladas distribuidas en solo cuatro meses y medio.
Once discos de oro, un Grammy latino a su carrera en 2005 y premios como el Gardel de Oro, el más importante de la música argentina y del que Sandro fue el primer destinatario en 1999, lustran una larga carrera que se inició en los años 60 y que transitó del rock a la balada romántica.
Guiñazú señala que él se encargaba de todo en sus espectáculos: «vestuario, letras, arreglos musicales…» y que aún se conservan soldados de plomo que Sandro usaba para mostrar al resto de músicos la disposición que tendrían que tener al actuar.
Los proyectos del autor trascendieron la interpretación e incluso llegó a dirigir una película, que según consideró el propio cantante fue plagiada en un videoclip de Billy Joel, lo que motivó una demanda en Estados Unidos que luego retiró.
Sin embargo, no solo hubo éxitos en su carrera, puesto que fracasó en uno de sus mayores proyectos: poner en marcha una opera rock de ciencia ficción llamada «El último hombre», que tuvo que abandonar tras ser estafado por razones económicas, según Guiñazú.
ORIGEN HUMILDE
Sandro, quien comenzó su carrera imitando de niño a Elvis, nació en una vivienda humilde en Valentín Alsina, localidad del cinturón urbano bonarense, en la que el baño se compartía con otras familias, según relató él mismo en un documental sobre su figura.
Pese a que abandonó la educación secundaria, «era muy leído e instruido», remarca Guiñazú.
Esta opinión la comparte Pablo Ferraudi, hijo de Olga Garaventa, esposa del emblemático cantante.
En un café museo sobre el artista que regenta en un «castillo» diseñado por el propio Sandro, Ferraudi remarcó a Efe que era un hombre sencillo con el que se podía hablar de fotografía, fútbol o autos.
La conciencia de sus orígenes humildes nunca abandonó al cantante, quien estableció su residencia en la localidad de Banfield, al sur de Buenos Aires, lejos de las zonas más pudientes de la ciudad.
«Siempre fue una persona de barrio con costumbre de barrio. A él siempre le gustaron las pizzerias, los bodegones, nada muy glamuroso, siempre se mantuvo humilde», afirmó Ferraudi.
LAS «NENAS» DE SANDRO
Pese a que ya se cumplen diez años de su muerte, la legión de seguidores del «Elvis argentino», compuesta principalmente por mujeres, bautizadas como «Las Nenas de Sandro» sigue estando activa.
Para Lucía Paz, una de las aficionadas que visita el café museo «cada semana», Sandro es «su pasión desde muy chica» y sigue reuniéndose frecuentemente con otras «nenas» e incluso celebró su cumpleaños en el museo.
Este año, como todos los otros 4 de enero, reconoce que «llevará rosas al cementerio» junto a una amiga que vino de Chile para conmemorar la efeméride y el resto de «nenas» en un día que le genera «emociones encontradas».
Otra seguidora del cantante es Stella Maris, quien administra una página en Facebook sobre su figura, y que se declara incondicional del cantante «desde los cinco años».
También cuenta que cada 19 de agosto, con motivo del cumpleaños de Sandro, acude a su mansión en Banfield. Y es que, cuando este estaba vivo, el cantante de «Tengo» y «Trigal» invitaba a algunas seguidoras de confianza a entrar en la casa y les llamaba por teléfono para felicitarles cumpleaños o para seguir la evolución de familiares enfermos.
Para Maris, se trata de «el más grande de la música» y cree que debería haber más esfuerzos para mantener su legado, aunque considera «que nunca se le va a dejar de escuchar», ya que son canciones que conocen «padres, madres, hijos y nietos».
(EFE)
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