Por Federico Anfitti
En un país donde el deporte profesional es algo para los hombres, tres baloncestistas uruguayas de solo 17 años están dando que hablar al mundo y hoy son promesas de una disciplina que aún tiene mucho camino por recorrer en la nación suramericana.
Emilia Larre Borges, Camila Kirschenbaum y Florencia Niski son tres uruguayas a las que nadie quita su único objetivo: vivir del baloncesto que tanto aman.
Desde hace años comparten lugar en la selección uruguaya y su última participación con la Celeste fue en el Sudamericano sub 17 en Colombia, donde acabaron quintas pero dejaron una buena impresión. Ahora, en entrevista con Efe, hablan sobre su precoz carrera, sus metas y los primeros pasos que están dando fuera de fronteras para alcanzar su tan anhelado sueño.
EN LOS OJOS DE LA MEJOR LIGA DEL MUNDO
Larre Borges, Kirschenbaum y Niski fueron convocadas recientemente para participar de un campus de la NBA Academy para América Latina en México, donde tuvieron una gran participación.
«Esta experiencia con la NBA fue muy linda, jugar con jugadoras de toda América de gran nivel y de mi misma edad creo que es algo muy importante, me va a sumar mucho. No me lo voy a olvidar nunca», cuenta Niski.
Desde el parqué del club que la vio nacer, el Bohemios (al que llegó con 7 años), Niski destaca las experiencias que compartió con entrenadoras que pasaron por la mejor liga de baloncesto del mundo.
Para ella, que fue reconocida en el campus como la jugadora «que mejor organizó el equipo», los entrenamientos que vivió en su aventura con la NBA no fueron muy diferentes a los que hace en Uruguay.
«Cada cosa que te corrigen está buenísimo y saber que te corrige un técnico de la NBA es una cosa de las más grandes. Había muchos detalles mínimos que acá a veces no se corrigen», detalla.
Kirschenbaum, que fue elegida como la mejor tiradora, explica que este campus reunió a todas las mujeres de Latinoamérica que la NBA considera «como las mejores mujeres con proyecto a futuro».
«El nivel de competición y de intensidad era muy alto porque éramos muy buenas todas las jugadoras», menciona.
Desde España, donde ahora vive, considera que ese reconocimiento demuestra el esfuerzo que hace en este deporte que le apasiona.
Larre Borges, quien se toma unos minutos antes de entrenar en su club, Malvín, para charlar con Efe, describe su experiencia como algo nuevo para ella y dice que quedó contenta con el rendimiento que tuvieron las tres.
«La verdad es algo tremendo porque creo que una de las mayores aspiraciones que tiene un deportista es llegar a la WNBA, representar a su país o profesionalizarse y que te llamen de uno de estos campus ya es un paso previo a todo eso», cuenta la joven.
URUGUAY, CUNA DE TALENTOS MIGRANTES
El baloncesto femenino en Uruguay está en pleno crecimiento, el talento no falta y la generación de las tres baloncestistas lo viene demostrando, ya que han tomado el protagonismo de la primera categoría del baloncesto femenino en ese país.
Pese a esto, la meta de alcanzar su mejor versión no puede concretarse en su tierra. La falta de competencia, el poco dinero y el hecho de que las jugadoras no reciban un salario profesional hacen que emigren.
Camila Kirschenbaum partió hacia España para defender al Rivas Parque Sureste, Florencia Niski al Tomás de Rocamora de Argentina y Emilia Larre Borges al Club Obras Sanitarias de Argentina.
«Es un sueño hecho realidad para mí estar acá. Estoy muy contenta, la verdad que el equipo donde estoy me recibieron muy a gusto, me siento muy cómoda jugando con ellas, el nivel que tienen y la intensidad», admite Kirschenbaum, quien es considerada una de las mejores tiradoras de Sudamérica en su generación.
Su mejora fue a puro esfuerzo, ya que cuando comenzó a jugar no sabía botar el balón ni tirar al aro. Incluso desde que está en el Viejo Continente mejoró de manera exponencial sus porcentajes de acierto gracias a quedarse varias horas después de cada entrenamiento practicando el tiro.
Niski partirá en los próximos días a Argentina para sumarse a su nuevo equipo. Esta primera experiencia internacional la tiene tranquila ya que tiene claro que lo mejor es ir paso a paso en su carrera.
En tanto, Larre Borges se enteró hace una semana de su fichaje por Obras y todo lo que le está pasando lo vive con un «rejunte de emociones» que van desde el nerviosismo, la incertidumbre, el miedo hasta la alegría por crecer y seguir escalando.
UN SOLO OBJETIVO: CUMPLIR SU SUEÑO
La juventud de estas tres baloncestistas no les nubla el juicio, ya que tienen muy claro qué es lo que quieren y qué deben hacer para conseguirlo.
A diferencia de las disciplinas que encabezan los hombres, ellas no buscan grandes fichajes, más dinero del que pueden gastar o casas lujosas; solo quieren vivir de lo que aman.
«Mi principal meta es poder ser profesional, tener un sueldo propio, poder vivir del ‘basketball’. Otra meta a largo plazo es jugar Euroliga», dice Larre Borges.
Niski, que manifiesta su orgullo por que las jugadoras más pequeñas de su país las vean como ejemplo, se marca como meta llegar a su «mejor versión».
«Quiero tratar de vivir de esto, que es el deporte que amo y espero que me acompañe toda la vida (…) Mi sueño sería poder ir a Europa, jugar en las grandes ligas y también otro de mis sueños sería salir campeona con la selección uruguaya», subraya.
Kirschenbaum no se conforma con haber llegado a un equipo europeo, ya que reconoce que aún está «en la base» de su carrera.
Aunque sabe que es difícil, ella tiene un ambicioso objetivo: la WNBA. «Sería algo enorme, es el sueño de cualquier jugadora. Va a ser mi sueño llegar hasta ahí; si no se puede, voy a estar contenta con todo el proceso que he hecho», concluye.
Con talento y pasión, las baloncestistas en Uruguay están dejando huella, marcando el camino e inspirando a que su país, de a poco, siga apostando a un deporte en el que pueden dar que hablar y medirse con las mejores.
(EFE)
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