Información extraoficial hablan de un reconocido escribano carmelitano que habría concurrido a un lugar cercano al Balneario Zagarzazú, atendiendo a un llamado que estarían robando.
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El escribano pudo retornar conduciendo en su propio automóvil que tendría unos cinco impactos de bala. Lo estacionó en un taller mecánico próximo al sanatorio local, donde habría ingresado caminando.
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