Por María M.Mur
La crisis del coronavirus va a hacer estragos en la economía de Latinoamérica, que se enfrenta a una nueva década perdida y que no puede contar con el apoyo de EE.UU. porque «no tiene sentido de comunidad», dijo a Efe Alicia Bárcena, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La jefa del organismo dependiente de la ONU pidió avanzar hacia la integración latinoamericana como única salida a la crisis y «repensar» la globalización cuando pase la pandemia, que ya afecta a más de 1,3 millones de personas y ha provocado más de 75.000 muertes en todo el mundo, además de mantener las economías semiparalizadas.
Pregunta: La Cepal estima una contracción del PIB regional de un 1,8 % para 2020, pero asegura que esta podría llegar hasta el 4 %, ¿de qué depende?
Respuesta: El cálculo que hicimos inicialmente del -1,8 % está basado en el shock que ha significado la caída de la demanda de China para muchos de los productos que la región importa y exporta, pero si sumamos China, Estados Unidos y Europa, que son nuestros principales socios comerciales, más la caída interna de la propia ruptura de las cadenas productivas dentro de la región, nos da un -3 % o incluso un -4 %.
P: La región es muy heterogénea, ¿quiénes van a ser los países más afectados?
R: Los países que son más dependientes de estos socios comerciales, como Brasil, Argentina, Chile o México. El otro gran tema es la caída del turismo y ahí el más afectado va a ser el Caribe. Es cierto que la región es heterogénea y que va a sufrir distintos grados de impacto, pero lo más grave es que esta crisis nos llega en un momento de muy bajo dinamismo, el año pasado crecimos a penas 0,1 %, es un crecimiento muy mediocre. Ya llevamos siete años de crecimiento muy bajo, estamos a punto de cumplir otra década perdida.
P: En los últimos años se han hecho importantes avances en la lucha contra la pobreza, ¿hay riesgo de retroceder?
R: Hemos calculado que si el ingreso llega a caer un 5 %, que es muy factible que las familias lleguen a perder el 5 %, la pobreza podría aumentar 3,5 puntos porcentuales, pasando de 185,9 millones de personas a 209,4 millones de personas.
Los países están tratando de evitar de que haya menos pérdida de ingresos en los hogares, pero es insuficiente, podemos apuntalar a cierta parte de la población, sobre todo a aquellos que tienen empleo formal, pero hay una gran parte que no tiene empleo formal y no sabemos como llegar a ellos. Estamos ante una problemática muy delicada.
P: Muchos países, además, llegan a esta crisis tras un 2019 muy convulso, especialmente Chile y Bolivia, pero también hubo protestas en Colombia y Ecuador, ¿eso les deja en una posición más vulnerable?
R: Por un lado, sí. En el fondo, toda esta crisis social que hubo antes de la pandemia es un reflejo del desgaste del modelo económico, lo estamos viviendo ahora, un modelo que le puso muy poca atención a ciertos bienes públicos, como el caso de la salud. La OMS recomienda el 6 % del PIB en gasto sanitario y esta región apenas está en un 2,2 %, dejamos de lado la universalidad del sistema de salud, que en Latinoamérica está muy fragmentado. Hay algunos sistemas privados de buena calidad, pero muy costosos, y los públicos son muy precarios.
P: ¿Está satisfecha con las medidas sanitarias y económicas que se están tomando o les pide más a los países de la región?
R: Se están tomando medidas muy importantes, pero hay que tener claro que esta es una crisis de carácter global y, por más que un país haga medidas de contención, si el mundo entero no entra en un proceso de cooperación internacional esto no se va a solucionar.
Hay países que están haciendo mucho. Chile, por ejemplo, va a gastar un 4,7 % del PIB en materia fiscal, Perú está invirtiendo un 12 %, pero hay otros en Centroamérica que no han podido llegar al 0,2 %, pero prácticamente todos, con algunas excepciones, están tomando medidas muy concretas en dos sentidos: garantizar el ingreso de los hogares y crear estímulos monetarios y financieros.
P: Pese a que hay diferencias con la Gran Recesión, ¿qué enseñanzas se sacaron de 2008 que pueda Latinoamérica aplicar ahora?
R: Esta no es una crisis de bancos, eso se resuelve con liquidez, esta es una crisis relacionada con la economía real. Las soluciones son distintas, pero sí se pueden sacar algunas lecciones como la importancia de actuar rápido y de poner sobre la mesa estímulos fiscales y monetarios que puedan cautelar la pérdida de capacidad productiva.
Otra de las lecciones que tiene que aplicar la región es que la integración es un deber, es urgente, independientemente de las diferencias ideológicas. Es fundamental.
P: ¿No cree, sin embargo, que esta crisis traerá más proteccionismo y nacionalismo?
R: El problema de fondo es que el mundo que viene va a ser un mundo mucho más regionalizado que global. Creo que lo que está en crisis es esa globalización de las cadenas de valor, cada región se va a proteger a sí misma. Europa para los europeos, Asia para los asiáticos… Por eso, tenemos que buscar una integración más profunda desde México hasta Tierra del Fuego.
No podemos contar con Estados Unidos, eso está clarísimo, hoy por hoy nos lo demuestra una vez mas, incluso está requisando material médico para cubrir sus propias necesidades. No hay ese sentido de comunidad con Estados Unidos.
P: En cambio, estamos viendo cómo China está desplegando una diplomacia sanitaria sin precedentes en todo el mundo, también en Latinoamérica, ¿cree que tras la crisis aumentará su ya gran influencia en la región en detrimento de Estados Unidos?
R: China se está mostrando mucho más abierta a la cooperación internacional que Estados Unidos, eso es así. Creo que sí se va a profundizar esa tensión geopolítica que ha habido entre China y Estados Unidos.
P: Los países están poniendo en marcha medidas keynesianas para salir de la crisis, incluso liberales como Donald Trump o Boris Jonhson, ¿cree que es el fin del capitalismo salvaje que conocíamos hasta ahora y que vamos a transitar hacia modelos con Estados con mayor peso en la provisión de servicios básicos y protección social?
R: Ojalá. Creo que ese es el camino, me parece que las sociedades se están dando cuenta de que la globalización salvaje, que es la financialización de la economía, en donde el dinero se fue hacia los activos financieros y se desconectó de la economía real, no funcionó. El modelo que estamos usando hoy se agotó, tenemos que ir a formas mas sostenibles de producir.
La globalización tuvo sus ventajas, ayudó a mucha gente a salir de la pobreza, a conectar continentes, pero llegó un momento que no pudo dar más. Creo que profundizó las asimetrías y las desigualdades y ese es el punto clave, por eso creo que en nuestra región hace falta una mirada más integral.
P: En los últimos días ha pedido el levantamiento temporal de las sanciones a Venezuela y Cuba, ¿por qué y qué pasaría si no se hace?
R: Este llamado lo hacemos desde la Cepal, pero también lo hace el propio secretario general de la ONU (António Guterres) para todos los países que están bajo sanciones porque tienen un punto de partida peor que el resto, no tienen la capacidad de brindarles alimentos y medicinas a sus ciudadanos. Nos parece que, aunque sea de manera temporal, estas sanciones deben levantarse.
(EFE)
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