Por Concepción M. Moreno
Uruguay comenzará la presidencia semestral del Mercado Común del Sur (Mercosur) sin su canciller, Ernesto Talvi, después de que hiciera pública este miércoles su renuncia al cargo sin querer «ser un obstáculo» para que el presidente, Luis Lacalle Pou, nombre a su sucesor.
El ministro de Relaciones Exteriores, que está en el cargo desde el 1 de marzo, fecha en que asumió el nuevo Gobierno, ya había adelantado el 11 de junio que había decidido cambiar ese puesto por otro lugar en la política del país, si bien no concretó la fecha -hasta hoy- ni si esa ubicación sería el Senado, donde logró un escaño en octubre de 2019.
En una carta remitida al mandatario y publicada en Twitter tras concluir su intervención en la reunión de ministros de Exteriores del Mercosur, celebrada de manera virtual por la COVID-19, Talvi recuerda que manifestó al mandatario su intención de «seguir en la Cancillería hasta fin de año».
Pero la noticia adelantada este martes por varios medios uruguayos y confirmada a Efe este miércoles por fuentes diplomáticas en España de que el embajador uruguayo en el país europeo, Francisco Bustillo, sería su sucesor parece haber desencadenado todo.
«Comprendo, sin embargo, que los tiempos en el gabinete los marca el Presidente de la República. Le presento entonces mi renuncia al cargo. Nada más lejos de mi intención que ser un obstáculo en su deseo de nombrar al Ministro de Relaciones Exteriores que considere más apropiado para acompañar su gestión», continúa la misiva.
UN «PAPELÓN» INTERNACIONAL
Tras conocerse la noticia, el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del Parlamento, Daniel Caggiani, declaró que el cambio de cancilleres ahora es un «papelón internacional» que «genera mucha preocupación y no le hace bien al Uruguay».
El diputado del Frente Amplio (FA) valoró que, más allá de lo que supone internacionalmente, la marcha de Talvi tiene que ver con «la propia entereza de la coalición multicolor que, sin duda, tiene otras consideraciones de índole político».
En este sentido, el Partido Colorado (PC) pierde una de las tres carteras -junto con Turismo y Ganadería, Agricultura y Pesca- que tenía en el reparto entre los socios de la coalición.
El expresidente de Uruguay y figura del FA José Mujica (2010-2015) también analizó esta crisis en clave de política interna y se declaró «sorprendido con un canciller que funcionaba bien, que tiene reconocimiento público» en alusión a Talvi.
«Se tiene que ir, y van a poner un fiel a la casa, al Herrerismo (ala del Partido Nacional -PN, centroderecha- al que pertenece Lacalle)», dijo sobre Bustillo, quien no obstante fue designado embajador en Argentina y en España bajo mandato del frentamplista Tabaré Vázquez.
El único miembro del Ejecutivo que reaccionó fue el ministro de Turismo, Germán Cardoso, compañero de Talvi en el PC, quien calificó la renuncia de «acto personalísimo, meditado por él» durante una rueda de prensa junto a Irene Moreira, titular de Vivienda, Ordenación Territorial y Medio Ambiente, y Omar Paganini, de Industria y Energía.
«Desearle la mayor de las suertes en el rumbo que ha tomado, del mismo modo que estamos dispuestos a trabajar desde el día uno con el canciller entrante en todo lo que tiene que ver con la promoción del país», agregó.
Aunque se esperaba la comparecencia de Lacalle Pou en la Torre Ejecutiva, no acudió por, según fuentes cercanas, estar preparando el discurso de la Cumbre del Mercosur.
DE UN OPONENTE POLÍTICO A UN AMIGO PERSONAL
El relevo que Lacalle Pou hace en la Cancillería uruguaya entre Talvi y Bustillo supone el paso de un advenedizo en la política, que derrotó en primarias del PC al histórico líder Julio María Sanguinetti para ser aspirante presidencial y luego aliado en la coalición de Gobierno, a un diplomático de carrera que, además, es amigo personal.
Del «verso suelto» que es Talvi en el Ejecutivo e incluso dentro del PC, en el que se enfrentó al mismísimo expresidente uruguayo (1985-1990 y 1995-2000) y con el que ahora apenas cruza palabra, se pasa a alguien de la máxima confianza de Lacalle Pou, que viene de ser embajador en España desde 2012.
Antes de eso lo fue en Ecuador y, sobre todo, en Argentina, donde estuvo en el foco de varias polémicas, como las denuncias que hizo sobre un intento de soborno en el seno de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) que elevaron la temperatura de las relaciones entre Argentina y Uruguay o las presuntas irregularidades en un caso de importación de vehículos en el que se vio involucrado.
Además, integró el equipo de Luis Almagro cuando este fue el canciller de Uruguay durante el Gobierno de Mujica. El hoy secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) terminó expulsado del FA por su beligerante posición en el caso de Venezuela y recibiendo el apoyo expreso del Ejecutivo de Lacalle para su reelección en el organismo internacional.
UN CANCILLER BIEN VALORADO
Talvi expuso este miércoles en videoconferencia ante los cancilleres del Mercosur los objetivos de Uruguay en el próximo semestre y citó la necesidad de generar «espacios de debate para identificar los temas pendientes y encontrar soluciones» que permitan al Mercosur «completar el sueño de la integración real» que comenzó hace casi 30 años.
Ha sido la última aparición pública del canciller que este martes había adelantado las líneas de la diplomacia económica y comercial que quería instaurar bajo su tutela.
El economista de 63 años ha sido una de las figuras más relevantes del Gobierno de Lacalle Pou, que ha estado marcado sin duda por la crisis de la COVID-19, una pandemia que cerró las fronteras del mundo y que ha impedido a este canciller salir de Uruguay.
En estos 4 meses, ha sido el ministro mejor valorado según las encuestas, gracias sobre todo a las repatriaciones de uruguayos varados en todo el mundo y los corredores humanitarios, organizados para que viajeros internacionales de paso por Uruguay retornaran a sus países, con un recuerdo especial para los pasajeros del «Greg Mortimer», buque australiano cuyo rescate dio la vuelta al orbe.
(EFE)
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