Por Alejandro Prieto
Frente al peligro de abrir las fronteras por la compleja situación de Argentina y Brasil, los operadores turísticos de Uruguay ven en la creación de un «pasaporte sanitario» que, con tecnología, dé seguimiento a los visitantes una potencial solución para salvar la temporada estival.
A medida que se aproxima noviembre, mes clave para el turismo en Uruguay, ya que usualmente da comienzo a las campañas de promoción para la temporada de verano, la incertidumbre reina ante la duda de quiénes podrán llegar a vacacionar al país.
Así lo afirma en diálogo con Efe el vicepresidente de la Cámara Uruguaya de Turismo (Camtur), Carlos Pera, quien sostiene que el sector, uno de los más afectados por la pandemia de covid-19, «está sufriendo».
LA ENCRUCIJADA DEL TURISMO
El también presidente de la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes (Audavi) afirma que, si bien Uruguay está «sano» por su bajo número de casos, el turismo, que supone unos 8 puntos del PIB, genera unos 1.800 millones de dólares por año y emplea, directa e indirectamente, a más de 100.000 uruguayos, necesita soluciones.
«Nosotros, los privados, hemos hecho propuestas, hemos dicho que (pueda venir) aquella gente que tenga propiedades en Uruguay, para la que proponemos estadías de no menos de 15 o 20 días a los efectos de que pueda cumplir una cuarentena», asegura Pera.
A eso agrega que, sin embargo, hay «opiniones encontradas» entre los operadores y las autoridades de los Ministerios de Turismo y Salud Pública, ya que la llegada de turistas puede implicar un peligro sanitario.
Como resaltaron a la prensa tanto el presidente, Luis Lacalle Pou, como el ministro de Turismo, Germán Cardoso, está casi descartado que haya un verano con fronteras abiertas.
Según Cardoso, eso «se hace muy difícil» por la crítica situación de los vecinos Argentina y Brasil, mientras que Lacalle expresó tener «una preocupación grande» por el tema y decidirá si habrá políticas de apertura tras reunirse con el Grupo Asesor Científico sobre la pandemia y demás actores esta semana.
Aunque dice que si las fronteras no se abren, la actividad, paralizada desde marzo, «se va a ver más comprometida», Pera comprende la encrucijada ya que, acota, la circulación libre puede afectar el estatus sanitario del país.
UN PASAPORTE ESPECIAL
Hay, por otro lado, una idea sobre la mesa aún no aprobada por las carteras que los operadores ven con buenos ojos para que un número acotado de viajeros pueda hacer turismo «de sol y playa» en las costas uruguayas.
Se trata de un pasaporte «sanitario» o «turístico» que, según el presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay (AHRU), Francisco Rodríguez, no garantiza un estatus de «covid free» (libre de covid-19) pero sí busca evitar cualquier nuevo contagio.
«Lo que intenta es que a un Uruguay sano llegue un turista sano, que podamos proteger a toda la ciudadanía, al turista que llega, para que pase bien, y a las personas que trabajamos en el turismo», subraya a Efe.
La clave está en la tecnología, ya que cada turista tendría un código QR en su teléfono que permitiría chequear su itinerario y los datos de las sucesivas pruebas PCR negativas que se pedirían a la par de una cuarentena de cinco días antes de viajar y dos al llegar.
A su vez, la coordinación quedaría a cargo de las agencias de viajes y los hoteles actuarían como «fiscalizadores».
«La idea es que esté en hoteles porque los hoteles garantizan la seguridad de que la persona está ahí y hace un seguimiento y está registrado. Esa es la certeza que le queremos dar al resto de la población», recalca Rodríguez.
ALIADOS EN PELIGRO Y EUROPA EN LA MIRA
El turismo uruguayo cerró 2019 con unos 3.220.602 visitantes (casi la misma población del país), un ingreso de divisas de 1.753 millones de dólares y una balanza turística con saldo positivo de 553 millones de dólares.
Montevideo fue el principal destino en visitantes, con más de un millón, mientras que Punta del Este fue el segundo y primero en divisas, con 672 millones de dólares.
Sin embargo, la actividad ya vivía una caída por la crisis económica de Argentina, de donde provienen la mayoría de los visitantes, que además impuso un gravamen del 30 % sobre las compras en moneda extranjera.
Con tarjetas prepagas con descuento, Uruguay contrarrestó levemente el impacto de esa baja. Sin embargo, ante la realidad actual de Argentina, que roza el millón de casos de covid-19 con una situación económica y social crítica, y la de Brasil, uno de los más castigados del mundo por el virus, Uruguay mira a otras latitudes.
Según Pera, si bien no están exentos de dificultades, el foco está en los españoles y otros europeos, ya que, destaca, hay cinco vuelos semanales con Madrid y Uruguay anunció en agosto que abrirá fronteras al turismo de la Unión Europea.
«Creo que es una muy buena oportunidad para el público español o europeo vía España poder tener a Uruguay como un destino sano, de sol y playa. Ahora se les está viniendo el otoño-invierno, nosotros estamos en plena primavera entrando próximamente al verano, es una muy buena oportunidad», concluye.
EFE
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