Por Verónica Dalto
El «descontrol» pesquero que se desarrolla en las aguas internacionales al límite de la jurisdicción argentina no sólo devasta los ecosistemas bajo el agua, sino que también viola derechos humanos, según la organización ecologista Greenpeace.
Argentina sufre la sobreexplotación de buques de pesca en el llamado Agujero Azul, a la altura de la Patagonia, donde arriban barcos de China (70 %), Corea del Sur y Taiwan (20 %) y España (10 %), según la ONG.
También al norte del paralelo 42, en la zona de El Rincón, según la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Los buques internacionales llegan al Mar Argentino en noviembre de cada año, la temporada alta dura hasta marzo, pero se detectan barcos hasta junio, para pescar calamar, merluza y merluza negra.
El 8 de marzo pasado, en el Agujero Azul, un lugar rico en vida silvestre y uno de los pocos en el mundo con poca profundidad en aguas internacionales, Greenpeace identificó al menos 470 buques pesqueros.
Además, detectó cuatro buques tanques, equivalente a grandes estaciones de servicio, y ocho buques frigoríficos que reciben las capturas directamente de los pesqueros para transportarlas al país de destino final.
«Es un descontrol», dijo a Efe Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino de Greenpeace.
«Ocurre en aguas internacionales. No hay ningún tipo de gobernanza integral ni ninguna herramienta de protección que nos permita ponerle un freno. Simplemente hay un gran vacío legal que habilita que estas flotas vengan desde el otro lado del mundo hasta acá a pescar», explicó.
Estos pesqueros terminan destruyendo ecosistemas enteros debido a que llevan adelante la pesca de arrastre de fondo, con buques palangreros y con buques poteros.
«El fondo marino es un desierto», dice Vueso, ya que el Agujero Azul es una de las dos áreas en aguas internacionales destinada al arrastre de fondo en gran escala, a pesar de su rol ecológico.
EN AGUAS ARGENTINAS
Los buques pesqueros en alta mar aprovechan el vacío legal para incurrir en pesca ilegal, transbordos en el mar y trabajo esclavo.
Argentina ha detectado que los buques al borde de la zona económica exclusiva (ZEE) apagan sus Sistema de Identificación Automática para pescar ilegalmente en aguas argentinas.
«Es el mayor dolor de cabeza», dijo a Efe Néstor Kiferling, jefe de Tráfico Marítimo de la PNA.
«A veces apagan los sistemas de posicionamiento automáticos para burlar el seguimiento y la vigilancia que hacemos», contó.
Cuando un buque cruza ilegalmente a la ZEE y no obedece las órdenes, Argentina pide la captura internacional a través de Interpol.
Argentina ha capturado 80 buques pesqueros desde 1986, la mayoría de Corea del Sur (15), China (12), Taiwan (11) y España (11).
«(El) descontrol lo referiría únicamente a la cuestión numérica y a la acumulación de buques», dijo Kiferling.
«En lo que respecta a las medidas de control que efectúa la Argentina, con la tecnología y cronogramas de patrullajes, la actividad está sumamente controlada y mitigamos la posibilidad de que esos buques puedan violar el límite jurisdiccional determinado por la ZEE e incumplir con las normativas argentinas», agregó.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Las flotas pesqueras están fuertemente subsidiadas por los Estados, sin los cuales no podrían tener la escala actual.
Para Greenpeace, debería adoptarse el Tratado Global por los Océanos en la ONU para que al menos el 30 % de los océanos del mundo esté protegido para 2030, incluyendo el Agujero Azul. Espera el apoyo decisivo de EEUU, aunque China no lo apoya, dijo Vueso.
Y respalda el proyecto de ley en Argentina para la Creación de un Área Marina Protegida Bentónica en el Agujero Azul, luego de que el país extendiera su plataforma continental, que le permitiría cuidar el fondo marino.
Argentina dialoga con Uruguay por el apoyo logístico que sus puertos ofrecen a estos buques de pesca. En tanto, mantiene una disputa de soberanía con el Reino Unido sobre las Islas Malvinas, que cobran autorizaciones de pesca.
Espera que entre en vigor el Acuerdo de Ciudad del Cabo, que exigiría a los buques pesqueros tener el equipamiento de seguimiento automático prendido en toda circunstancia. «Taiwan y China no lo quieren aprobar», señaló Kiferling.
Y entiende que «una de las medidas más importantes para empezar a desarrollar» es «asociarse entre distintos estados y ponernos de acuerdo en regular la cantidad de pesca por cantidad y especie», dijo Kiferling.
EFE
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