Por Santiago Carbone
Con un libro en una mano y un helado en la otra, decenas de niños se retiran aliviados del vacunatorio instalado en el Centro Hospitalario Pereira Rossell, en Montevideo, donde colores y caricaturas animan el tan temido pinchazo.
De los 12.700 menores que este miércoles se vacunan en todo el país en el primer día de inoculación para la franja de 5 a 11 años, 650 lo hacen en este sanatorio, el principal centro de referencia pediátrica de Uruguay.
En la recepción, un letrero pintado en rojo, azul, violeta, verde y amarillo da la bienvenida a los pequeños que se acercan junto a sus padres, según comprobó Efe.
Un poco más arriba, dos pantallas proyectan dibujos animados para quienes se encontraban en la pequeña sala de espera.
Se aprecia nervios en algunos, pero apenas lágrimas, en los momentos previos a que los pequeños vayan ingresando a los distintos puestos asignados para recibir la correspondiente dosis pediátrica de Pfizer, en los que unos van más confiados que otros.
«No va a doler» o «es un segundito» son algunas de las frases con las que los vacunadores esperan a los menores que, una vez recibida su vacuna, obtienen como premio un libro.
«Valentina y el cepillo samurái», «Salva y las pompas de jabón» o «Vacunas, mitos y realidades» son algunos de los ejemplares que los niños tienen para elegir tras el trance.
Y, por si la lectura no es suficiente recompensa, antes de retornar a la sala de espera para la correspondiente espera de 15 minutos ante posibles efectos adversos, cada uno recibe un helado. Por supuesto, en plena ola de calor, todos se apresuran a abrir el suyo.
Afuera, entre adornos de colores, sillas y hamacas, la música también acompaña la jornada.
«Los niños vienen a vacunarse, pero también a jugar, a pasar un tiempo distendido y se van con algún regalo», resalta el viceministro de Salud Pública, José Luis Satdjian, en su alocución ante los medios en la inauguración de la campaña de vacunación infantil en Uruguay.
Según los datos facilitados por el titular de la cartera, Daniel Salinas, también presente en el acto, de los 320.000 niños que hay en Uruguay con esa edad, 84.000 recibirán su primera dosis entre esta semana y la próxima y 40.000 más a la siguiente en los más de 170 vacunatorios del territorio nacional.
Satdjian remarca, por su parte, la forma en que se levantó el vacunatorio del Pereira Rosell, centro donde cada año nacen el 50 % de los niños en Uruguay.
«Este lugar que lo vinimos a ver hace algunos días entre escaleras, electricistas y carpinteros. Ahí se nota el cariño que se le pone a la tarea, a cada detalle para que hoy este lugar pueda recibir con alegría y emoción a todos los chicos y sus familias que vienen a recibir la vacuna», acota.
Uruguay atraviesa la segunda ola de la covid-19 a raíz de la entrada, a finales de diciembre, de la variante ómicron, que ha elevado exponencialmente el número de contagios diarios y de casos activos, no así de enfermos graves o fallecimientos.
Desde que el 13 de marzo de 2020 se detectaron los primeros positivos por coronavirus, Uruguay suma 463.357 casos totales -de los que 49.373 son personas que actualmente transitan la enfermedad- y 6.202 fallecidos.
Frente a esto, Uruguay opone como fortaleza la alta tasa de inmunización, con casi un 76 % de la población con el esquema completo de vacunación y 1,6 millones de los 3,5 de habitantes del país con una dosis de refuerzo.
Los números seguirán creciendo esta semana, y aunque la «emoción que llega algunas veces hasta las lágrimas por lo que genera estar vacunado», según Sadtjian al hablar de los adultos inoculados, no se reproduce en los pequeños, el aliciente de contar con un libro y un helado sin duda hará más llevadera la experiencia.
EFE
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