Con las palabras «autocrítica» y «diálogo» como bandera, Fernando Pereira, presidente electo del Frente Amplio, sueña con que la «renovación generacional» que la formación «precisa como agua» se inicie con su mandato.
Amante de la música de Luis Eduardo Aute y de la poesía de Idea Vilariño, recibe a Efe días antes de que el Plenario haga oficial, el 5 de febrero, su nombramiento tras ganar las elecciones internas, en diciembre pasado, a Gonzalo Civila e Ivonne Passada.
Y lo hace en un edificio impregnado de historia, La Huella de Seregni, la vieja casona del Frente Amplio (FA) en el centro de Montevideo que lleva el nombre de su primer presidente, Líber Seregni, y junto a la bandera fundacional de 1971.
No obstante, el peso del pasado, dice, solo debe «servir como energía» para el futuro, ya que «la renovación de la izquierda es hija de las nuevas generaciones».
UN PAÍS ENVEJECIDO
El presidente de Uruguay,Luis Lacalle Pou, tomó posesión del cargo en 2020, con 46 años. Es una excepción. La política uruguaya está marcada por la alta edad de sus protagonistas: como ejemplo, los expresidentes Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) y José Mujica (2010-2015) siguen siendo hoy referentes a sus 86.
Por ello, un Pereira entusiasmado con la victoria de Gabriel Boric en Chile reconoce que le «encantaría» ver algo semejante, un líder estudiantil que llega a la Presidencia de Uruguay, y, por ello, opina que a «esa generación hay que colocarla en el frente de la lucha social, política y cultural».
«Si le damos los espacios, va a ser la generación que nos va a gobernar y yo me voy a sentir un gobernado feliz porque habremos hecho un segundo cambio», explica el expresidente de la central sindical, el PIT-CNT, sobre las «profundas transformaciones» que Uruguay vivió durante los 15 años consecutivos de la izquierda en el poder.
Tras los dos mandatos de Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y uno de Mujica, en noviembre de 2019 el candidato del FA, Daniel Martínez, cayó en las elecciones ante el hoy presidente en lo que se interpretó como un castigo del votante a una formación sin autocrítica.
«Perdimos 200.000 votos y hay que irlos a recuperar. ¿Se los recupera solo relatando las cosas que hicimos en los 15 años? No, se los recupera en la medida en la que construyamos una esperanza», explica Pereira, quien pide hablar a los ciudadanos «de igual a igual, sin subestimarlos, sin despreciarlos, sin adjetivarlos».
En su opinión, la coalición «puede perder una elección, pero no puede perder el alma». Por ello, reclama la apertura de diálogos con el mundo de la cultura, la academia, los movimientos estudiantiles, el feminismo y el ambientalismo.
Descartada la idea de ser candidato del FA a las elecciones de 2024, cree que si los valores e ideas que vertebran a la formación «son interpretados por la mayoría de los uruguayos», la izquierda puede volver a gobernar.
GANAR O PERDER EL REFERÉNDUM
Su primer gran reto como líder de la oposición será la campaña por el «Sí» a la derogación de 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), proyecto estrella del Ejecutivo, que será votada en referéndum el 27 de marzo.
A este respecto, insiste en que se involucrará al máximo en la explicación contra la LUC, que, considera, vulnera derechos sociales de los uruguayos, pero comenta que «no hay batallas finales» cuando se le pregunta si perder es fracasar.
«Sería bastante torpe el análisis de que, ganando el referéndum, el Frente Amplio ya llegó a 2024, al Gobierno, y que perdiendo no tiene ninguna chance», resuelve.
Sobre la gestión de Lacalle Pou desde marzo de 2020, aplaude «el manejo de la pandemia en la primera etapa», cuando la ciudadanía se quedó en casa aplicando la libertad responsable que preconizaba el Ejecutivo, aunque, acota, después ignoró las recomendaciones de los científicos y no convocó a los actores económicos y políticos para alcanzar pactos.
Lacalle y Pereira se reunieron el 30 de diciembre, pero volverán a hacerlo después del nombramiento oficial y, según el líder izquierdista, volverá a plantearle «necesidades de diálogo entre gobierno y oposición» en asuntos concretos, como, por ejemplo, los menores en situación de pobreza.
COMO AGUA
Ante el nuevo rumbo del partido, en el que releva a Javier Miranda, un político de bajo perfil, Pereira (1966) insiste en que los jóvenes deben inundar el debate público y tomar la bandera progresista.
«¿Es que a los sabios no los precisamos? Claro que los precisamos, pero también al pibe que se atreve a saltar el charco. Yo ahora llego a un charco y lo bordeo, pero preciso al joven que venga y lo salte», ejemplifica.
Y concluye destacando: «El joven siempre está buscando algo para transformarse por esa condición, la de joven. Eso el Frente Amplio lo precisa como agua».
EFE
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