Por Elio García
La muerte absurda de Daniel producto de un accidente de tránsito, nos llena de dolor por todo lo que fue como ser humano y especialmente en su trabajo en el periodismo local, que fue donde lo conocí.
Se va un observador agudo de la sociedad.
Una persona detallista y un ser humano, que en un tiempo donde prevalece el individualismo, se caracterizaba por compartir generosamente sus conocimientos, sus noticias y sus «primicias».
Tengo decenas de audios de los últimos meses sobre diversos tópicos de interés periodístico. Me enviaba mensajes sobre cuestiones del fútbol, pasando por la política, el gobierno local y sus miradas ciudadanas.
Daniel me suministraba contenidos periodísticos sin nada a cambio. Por simple generosidad y porque así era él.
El último audio que recibí de Daniel es del 11 de noviembre, me invitaba a que fuera por avenida Rodó y me fijara unos detalles urbanos que con su ojo clínico había constatado.
Pero además Daniel era sorprendente. Sabía otras cosas. Un día mi computadora personal se apagó y en ella tenía todo el respaldo operativo de este portal. Tenía que arreglar el problema en menos de una hora. En Radiolugares me dijeron que hablara con Marcovich y fui volando a su casa en calle Sarandí.
La miró y me preguntó cómo la había tratado las horas antes de que se apagara. Le dije que había tenido un pequeño problema con un vaso con agua y que se había derramado por el teclado unas gotas del líquido elemento.
Daniel no dijo nada, apareció con un secador de pelo, me desarmó la computadora y encendió el secador durante varios minutos, adentro mismo de la laptop. Volvió a cerrarla, la conectó y mágicamente empezó a funcionar. Me dijo que no era nada. Me aconsejó que tuviera un respaldo. Y allá salí a subir noticias. Le dije -en broma- que era una especie de MacGyver local.
Así era. Siempre con tiempo para ayudar. Siempre con bajo perfil.
Obtuvo logros importantes en su carrera periodística, llegó a conquistar un Premio Gaucho por su programa «La Radio Ataca» en Emisora Cono Sur en el año 2013.
Por último quiero despedirme de Daniel contando a todos que este compañero nos enseñó muchas cosas, ahora que lo veo desde esta perspectiva tan dolorosa.
Daniel nos enseñó a mirar con detalle las cosas de la sociedad, a no ser egoísta con la información y compartirla, y eso significa muchísimo en nuestro trabajo diario.
Sus observaciones y críticas me ayudaron a reflexionar en una inmensidad de temas. Su modo de ver las cosas lo extrañaran sus oyentes, pero también nosotros, porque su infinita generosidad tuvieron su abordaje en otros programas, en otras voces, en otros lugares donde parecía que Daniel no estaba, pero estaba en todo.
Tristeza infinita estimado Daniel nos genera tu partida.
Muchas gracias por todo lo que compartiste.
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