Por Alejandro Prieto
Patear al arco en búsqueda de nuevos sueños es la consigna con la que una dinámica artística ideada en Finlandia «moviliza» a 2.023 jóvenes en Uruguay, donde, lleno de balones coloridos, el campo del histórico Estadio Centenario sirve de «lienzo natural».
Aunque desde lejos y a simple vista pudiera parecerlo, no son miles de puntos pintados al estilo de la japonesa Yayoi Kusama los que, inundando el césped verde de la cancha, hacen que un jueves como cualquier otro el principal estadio de Montevideo presente una visual distinta.
Se trata, en cambio, de las pelotas de fútbol que, dispuestas en filas, esperan a ser pateadas por niños y adolescentes en el marco de «Campo de sueños».
ESCUCHAR A LOS JÓVENES
Creada por la finlandesa Sophia Ehrnrooth, la iniciativa surge a raíz de una preocupación, pues, según devela a la Agencia EFE esta artista visual, su hijo se lastimó jugando al fútbol y lidiar con sus frustraciones después del accidente le dio la idea de abordar «los sentimientos de los jóvenes».
«Todo empezó desde la fotografía. Soy una artista plástica y empecé a documentar a jóvenes que jugaban al fútbol en el campo. Lo hice por dos o tres años y noté que a veces los entrenadores, los padres, los adultos de alrededor no están prestando atención a los grandes sentimientos de ellos», explica.
Inmersa en esa serie audiovisual, que tituló «Dream of Championship» (Sueño de campeonato), Ehrnrooth tuvo una «visión» como «destello» de una arena «totalmente llena» de balones que la llevó a preguntarse si era viable.
Aunque pensó que no tenía «los contactos» en la industria deportiva para ello, se lo comentó a un director de un museo italiano y él la invitó a hacerlo en Roma como un piloto que, recuerda, resultó tan «loco» como «divertido» en 2019.
UN SUEÑO, UNA PELOTA
Una instancia «muy estructurada» en Helsinki en 2021 fue la que consolidó el proyecto que en su tercera edición la artista destaca como una oportunidad de transformar por un día espacios «altamente competitivos» en espacios para «colaborar juntos».
La premisa, dice, es olvidar las preocupaciones y centrarse en los sueños, pues cada sueño de los participantes, cuyo número total corresponde con el año del encuentro, está simbolizado por una de las pelotas.
«A los niños y jóvenes que vienen (a la actividad) se les pide dejar algunas de sus penas o frustraciones fuera de la cancha y entrar a este espacio para jugar, colaborar, patear un nuevo sueño al arco», acota.
Si bien, dice la artista, muchos niños y niñas «quieren ser (Lionel) Messi, (Cristiano) Ronaldo, (Diego) Forlán o (Edinson) Cavani» y eso «está bien», los sueños de la mayoría pasan por «que alguien los escuche, los vea o les de su tiempo».
Por su parte, el joven voluntario Daniel Cruz dice que se interesó en ayudar a organizar el evento por la motivación «para salir adelante» y «luchar por los sueños» que le se le da a los participantes.
«Lo que más me gustaría llevarme de esta experiencia es esas ganas de crecer (…) mi sueño personal es llegar a ser un neurocirujano bueno, poder ayudar de verdad a las personas», señala el colombiano de 19 años, que estudia medicina y reside en Uruguay.
LIENZO DE GOLES Y SUEÑOS CUMPLIDOS
Como es de esperar por su temática, el proyecto del Instituto Iberoamericano de Finlandia llegó por primera vez a un país de Latinoamérica casi ‘de rebote’.
Es que, como asegura la integrante de la organización Erika Hoffman, fue gracias a que el embajador uruguayo en Finlandia, Pablo Porro, vio en Helsinki la intervención creada por la artista finlandesa Sophia Ehrnrooth y dijo «quiero que esto pase en Uruguay» que se movieron los hilos para concretarlo.
Sin embargo, la tarea no fue fácil, valora Hoffman, porque, si bien las autoridades de la enseñanza apoyaron y los participantes tuvieron talleres preparativos, había que conseguir miles de pelotas.
«En este país que tiene un mercado tan pequeño nadie tenía 2.023 balones, entonces teníamos que pensar hasta en una importación», apunta sobre el dilema resuelto gracias a donaciones.
A lo que remarca que la propuesta fue «muy movilizadora» para los adolescentes y los organizadores, porque algunos expresaron incluso no haber tenido ningún sueño, Hoffman subraya que el Centenario es un «lienzo natural» porque allí conviven sueños uruguayos concretados con algunos por cumplirse.
Es que el catalogado como Monumento Histórico del Fútbol Mundial fue donde la Celeste conquistó el primer Mundial FIFA de la historia y, un siglo después, aspirará a ser sede del Mundial 2030, en una candidatura conjunta con Argentina, Chile y Paraguay. De momento le debe bastar con cumplir, con cada patada, los sueños de miles de jóvenes.
EFE
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