Montevideo, 19 de mayo (EFE).- Una placa con la leyenda «acá fueron felices y vivirán por siempre» acompaña la iniciativa de un grupo de fanáticos del Club Atlético Peñarol que busca crear la categoría de «socio eterno» para los hinchas desaparecidos en la última dictadura militar uruguaya (1973-1984).
De adolescente Miguel Mato tenía la bandera del club de sus amores colgada en su dormitorio, Gerardo Gatti no se perdía nunca de alentar a Peñarol en la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario.
Santiago Rodríguez llevaba su carnet de socio en el bolsillo cuando el grupo de ultraderecha Juventud Uruguaya de Pie (JUP) lo mató en un liceo de un tiro por la espalda en 1972, un año antes del golpe de Estado del cual se cumplirán en junio 50 años.
Socios eternos
Estas historias, a las que se les suman las de Luis González, Winston Mazzuchi, Félix Ortíz, Enrique Lucas, Warner Betancourt y Nebio Melo Cuesta, son algunas de las que reconstruyeron los colectivos de hinchas carboneros Hinchada con memoria y Gol contra la impunidad con la ayuda de la organización Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos.
«Los (hinchas) desaparecidos son tan parte de la historia del club como los campeonatos, como nuestros jugadores y nuestros ídolos», opina en diálogo con EFE Richard Mariani, vocero de la iniciativa de los colectivos carboneros.
En el marco del denominado mes de la memoria, pues cada 20 de mayo tiene lugar en Uruguay la masiva Marcha del Silencio en reclamo de «Verdad, memoria y justicia» por los 197 desaparecidos del país, los hinchas impulsaron la creación de la categoría simbólica de «socio eterno».
La idea fue inspirada por clubes de Argentina que tienen comisiones de memoria y derechos humanos y también han realizado la restitución de sus socios desaparecidos, ya que, como dice Mariani, la calidad de hincha «no se pierde» aunque «hayas sido asesinado por las fuerzas del Estado».
Roja para los represores
En 2021 Mariani y otros hinchas se enteraron de que José Nino Gavazzo y Manuel Cordero, represores condenados por múltiples violaciones a los derechos humanos, formaban parte del padrón social del club; así averiguaron que también había desaparecidos que eran hinchas Peñarol.
A raíz de esto comenzó primero una campaña para expulsar a Gavazzo y Cordero que logró recabar más de 2500 adhesiones de socios e hinchas y tuvo el apoyo de 50 agrupaciones sociales, pero hasta el momento la directiva no ha quitado a los autores de crímenes de lesa humanidad del padrón social.
Gavazzo, que murió en junio de 2021, fue condenado en Uruguay en 2020 como coautor por el «homicidio muy especialmente agravado» del periodista Julio Castro, cuyos restos fueron hallados en 2011 y es considerado como uno de los represores más crueles, pues se le atribuyen asesinatos, torturas y violaciones, entre otros delitos.
Tanto este como Cordero, quien hasta hoy permanece también como socio del club, fueron señalados como responsables del secuestro y asesinato de Alberto Mechoso, abuelo de Ezequiel Mechoso, quien entre 2020 y 2022 jugó para Peñarol.
Política y Fútbol ¿Asuntos separados?
«A veces se dice que los jóvenes no podemos hablar de la dictadura (porque no la vivimos). Si fuera por eso no podríamos hablar de cómo se fundó la República uruguaya, o de quiénes fueron nuestros líderes, como (el prócer) Artigas», dice Mariani en referencia a otros hechos históricos del país sudamericano.
Consultado por críticas que ha recibido la iniciativa acerca de que el fútbol y la política «no deberían mezclarse», Mariani responde que «todo es política», incluso el fútbol.
«Lo que tratan de hacer con este discurso es mezclar a la política partidaria. Nosotros acá no pedimos que votaran a ningún partido político o que se pronunciaran por ningún partido político. Lo que sí es política social», redondea.
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