Por Alejandro Prieto
En medio de una crisis hídrica que puso contra las cuerdas a la mayoría de la población de Uruguay, dos académicos explican por qué el agua con niveles elevados de cloro y sodio que se distribuye desde abril pasado es «no potable» y por qué sus principales fuentes están «en peligro» desde hace años.
«Uruguay es el primer país que pone en su carta magna, en la Constitución de la República, el agua como un derecho humano», dice en diálogo con EFE la ingeniera agrónoma Anahit Aharonian, quien resalta que esto es así desde 2004, cuando un plebiscito apoyado por el 64,6 % de los ciudadanos modificó la norma.
ESENCIAL PARA LA VIDA
Integrante de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida fundada en 2002, Aharonian recuerda que este hito se dio en un contexto en el que en Bolivia, por ejemplo, se daba la denominada «guerra del agua» y en Uruguay avanzaban planes para privatizar.
Entendiendo el agua como «esencial para la vida», el artículo 47 de la Constitución dispone que «el acceso al agua potable y al saneamiento constituyen derechos humanos fundamentales», algo para lo que, según la ingeniera, fue clave su exigencia tanto de mantener estos recursos en manos públicas como de que «sean gestionados en forma participativa».
Sin embargo, puntualiza, esto «se ha ido violando una y otra vez a través de distintas medidas» como la ley de riego de 2017, que «facilita la privatización», y recién un episodio de 2013 en que «salió agua con mal gusto y mal olor» motivó que sesionaran comisiones de cuencas que integran investigadores.
Particularmente en la del río Santa Lucía, que abastece a la capital y, por ende, al 60 % de la población, el planteo de los expertos «desde hace 10 años» ha sido que «las fuentes de agua están en peligro» por vertidos industriales y agrotóxicos no controlados.
Aharonian enfatiza que las medidas aprobadas allí, aunque insuficientes, «no se cumplieron» y, ante la crisis hídrica declarada el pasado 19 de junio, aprecia que al menos la población empezó a abrir los ojos ante un problema «de larga data».
NI POTABLE NI SEGURA
En un contexto en que pulula la duda sobre si el agua es o no potable en la principal urbe de Uruguay, el ingeniero civil Danilo Ríos, que se desempeñó como gerente general de la distribuidora de agua estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE) entre 2006 y 2015, tiene clara la respuesta.
Es, dice, que el agua potable es definida por decreto como «el agua apta para consumo humano que no represente riesgos para la salud durante toda la vida del consumidor o que no genere rechazo por parte del mismo» y, además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determina el agua «segura» en tanto no cause riesgos de salud «a corto ni largo plazo».
«En este momento, el agua es no potable y no segura porque no cumple con la norma de potabilidad y además porque tiene concentración de trihalometanos por encima de la norma y estos constituyen un contaminante de efecto crónico», remarca.
De estos últimos compuestos, quien expuso recientemente sobre esto en una charla de la Universidad de la República, aclara que son «productos orgánicos volátiles que no se encuentra en las aguas naturales», pues se crean al desinfectar el agua con cloro.
Si bien, acota, la OSE ya controlaba los niveles de trihalometanos, explica que estos aumentaron con la mezcla de agua salada y dulce implementada a raíz de la sequía «porque el agua del Río de la Plata tiene bromuros que potencian la formación de trihalometanos».
Es así que, si bien, según la ministra uruguaya de Salud Pública, Karina Rando, su presencia podría impactar en la salud solo si se consumen «por decenas de años», para Ríos un agua que presenta niveles altos de estos no puede ser segura.
Además, acota el ingeniero, el término «bebible», que el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, usó públicamente «no existe en la bibliografía como algo científico técnico».
«NO ES SEQUÍA, ES SAQUEO»
Con frases como «No es sequía, es saqueo» o «No nos acostumbremos al agua embotellada» presentes en diversas movilizaciones, Aharonian ve positiva la acción de jóvenes que se suman a reclamar y expresa su confianza en que se podrá frenar el Proyecto Neptuno, que promueve la participación de privados para extraer agua del Río de la Plata, que, según la experta, es «la cloaca de la región».
«El mal manejo, la indiferencia, la irresponsabilidad en todo esto tiene varios lustros y esa es la preocupación mayor, que no hay un contextualizar, ver lo que ocurre en la región», lanza también quien dice que la sequía está atada incluso a la dañada Amazonía brasileña, «importantísima para la evapotranspiración continental».
Aunque las lluvias parecen aliviar la situación de la principal cuenca, la alerta sigue.
«Justo llovió, buenísimo, pero no se resuelve solo con la lluvia todo esto, si no se toman medidas nuevamente vamos a estar en la misma situación», redondea la agrónoma.
EFE
Comentarios