Uruguay comenzó a celebrar este sábado la 29 edición del Día del Patrimonio, un fin de semana dedicado a recorrer museos y sitios históricos que en 2023 homenajea a la arquitectura educativa a través de tres «constructores de escuelas y liceos».
Autores de diversas obras en el país, los arquitectos Alfredo Jones Brown (1876-1950), Juan Antonio Scasso (1892-1973) y José Scheps (1920-2020) fueron los elegidos para el triple homenaje que la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación marcó para el 7 y 8 de octubre con un foco central, la arquitectura de centros de estudio.
Con un acto en la Escuela Experimental de Malvín -barrio al sureste de Montevideo-, se dio inicio oficial a la edición de la fiesta que, como destacó allí el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, los uruguayos ya «hicieron suya» visitando masivamente desde «casas que se abren excepcionalmente» hasta plazas, monumentos y museos.
Desde la escuela proyectada por Scasso en 1927, Da Silveira remarcó la importancia del trabajo de los tres «grandes» arquitectos uruguayos y dijo que estos, aunque «hicieron muchas cosas», movidos por sus «convicciones personales» legaron al país «arquitectura educativa de primer nivel».
Así también lo manifestó el director de la Comisión de Patrimonio, William Rey, quien destacó que sus figuras representan «tres momentos» distintos y que en ellos se buscó homenajear a todos quienes impulsaron y posibilitaron estas obras.
Por su parte, el coordinador del Centro de Patrimonio de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República, Christian Kutscher, resaltó a EFE la trayectoria de los arquitectos.
«En Jones Brown podríamos reconocer la dignificación de la arquitectura educativa, que adquiere por las propias formas, la escala y la calidad constructiva un estatus. Son edificios con una apariencia casi palaciega, como palacios para la enseñanza», dijo de quien además creó el primer plan de arquitectura educativa del país.
Sobre la obra de Scasso, autor de dos «escuelas experimentales», resaltó que se dio entre los años 20 y 30 del siglo XX, cuando adquiría «mucha fuerza» la «nueva pedagogía» de «aprender haciendo» que «apostaba al empoderamiento de los estudiantes» y fue impulsada por figuras como Maria Montessori u Ovide Decroly.
«Todo el edificio se concibe a la escala del niño, los salones dejan de ser rectangulares y pasan a ser cuadrados con un sistema de mesas y bancos este que permiten configuraciones múltiples, la pizarra en lugar de estar en el frente está en todas las caras del salón, las ventanas se vuelven grandes», explicó sobre la «destacable» escuela de Malvín, nombrada, por su fundadora, Olympia Fernández.
De Scheps, en tanto, detalló que trabajó en un contexto propicio para la arquitectura educativa, con ideas «que habían ido madurando» y que en los años 40 y 50 dieron pie a obras «típicamente modernas» que analizaban «requerimientos funcionales» y «criterios vinculados a la localización, como el eje geotérmico».
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