Por Nicolas Bonjour
Dirigente del Partido Colorado de Colonia
Es absolutamente deplorable la decisión adoptada por el Dr. Bianchi. Es lamentable todo el daño que ha causado su proceder al Partido Colorado, no solo en este patético final, sino desde el año 2000 cuando asumió por primera vez la banca de Representante Nacional por el partido por el departamento de Colonia.
Nunca en todos estos años se preocupó por otra cosa mas que mantenerse en la cima de la pirámide aunque para cumplir con ese objetivo achicara a su mínima expresión a nuestra colectividad. En ese tiempo también ocurrieron traiciones, primero al Dr. Amorín, luego al Dr. Bordaberry y luego a todo el partido votando con el Partido Nacional para finalizar con esta enorme traición a todos inclusive al Dr. Moreira, pues los ediles también han pasado a la nueva estructura concertacionista.
Ensaya en su defensa que la banca es personal, y en estricto rigor así es y hay ejemplos en la historia de la política nacional de varios dirigentes que lo han hecho, pero en todos los casos habían sido electos para esa función. No es el caso particular de Bianchi, el ocupa un lugar para el que no fue electo, la colectividad eligió a una gran mujer, colorada y batllista, la querida Marta Montaner, a quien lamentablemente ya no tenemos entre nosotros, y es por esa tragedia que Bianchi ostenta esa banca, por dignidad, por respeto a la memoria de esta luchadora, el debería dejar la banca, porque no fue electo para ella.
Pero al parecer esto es tema cerrado, se va del partido y se lleva la banca, que la disfrute y la aproveche, pero nosotros debemos ser muy claros, el Partido Colorado de Colonia se saca un peso de encima, salta un personaje que no hizo otra cosa que alejar ciudadanos que querían hacer, el partido gana en diversidad, el partido vuelve a ser un lugar de hombres y mujeres libres, donde todos podremos decir lo que pensamos sin ser mal vistos o censurados, así que tomemos esta salida como el punto de partida para que el batllismo vuelva a reinar en el departamento.
Alentemos la formación de muchas corrientes dentro del partido, volvamos a las convenciones frecuentes de acalorados debates, de frontales intercambios de ideas, porque ese era el partido de Batlle y Ordoñez, porque nunca debió dejar de ser así.