El reciente temporal que azotó la región este fin de semana ha sacado a la luz una problemática significativa: la inoperancia del Comité Local de Emergencia de Carmelo, que lo presidía la Alcaldesa, evidenciando una desconexión preocupante entre las instituciones clave de la ciudad.
Fue un 12 de enero de 2022 cuando el Comité, cuya última actuación registrada databa de diciembre de 2020, anunciaba su reactivación. Lo implementó la Alcalde (i) Amelia Pochellú, pero al volver la titular Alicia Espíndola no se siguió con ese formato de reuniones.
Las expectativas del comité eran altas, centradas en enfrentar desafíos contemporáneos como la pandemia de COVID-19 y la ola de calor que por aquel entonces asolaba el país, con un enfoque particular en la prevención de incendios.
Las reuniones, que se llevaban a cabo en las instalaciones del Municipio de Carmelo, contaban con la participación de representantes de los Bomberos, la Policía, la Prefectura y varios estamentos del sector salud. Fuentes municipales, en aquel momento, subrayaron la relevancia de retomar estas sesiones. Se prometió incluso la realización de encuentros mensuales y la elaboración de un protocolo detallado para situaciones de emergencia.
Sin embargo, hoy la realidad es otra. Diversas fuentes, pertenecientes a las instituciones que una vez formaron parte del Comité, han confirmado su disolución efectiva.
«El Comité Local de Emergencia no existe», señalan con un dejo de frustración, marcando el fin de una iniciativa que en su momento prometía ser un baluarte de coordinación y respuesta rápida ante emergencias.
Esta situación deja a la ciudad en una posición vulnerable, no solo frente a los embates climáticos, sino también ante cualquier eventualidad que requiera una respuesta coordinada y eficiente. El desmantelamiento del Comité no solo refleja una falta de previsión, sino también un vacío en la gestión de crisis que urge ser abordado.
En Carmelo, la comunidad espera ahora una respuesta de sus líderes, anhelando una estrategia que garantice seguridad y una gestión de riesgos eficaz, elementos cruciales para enfrentar los desafíos del presente y del futuro.
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