Por Lucía Serrano Redondo
Montevideo, 9 ene (EFE).- Favorecer una segunda transición energética «de alto y fortísimo impacto» es una misión para el sector privado de Uruguay, que trabaja para enfrentar ese desafío.
Organizarse y anunciar proyectos concretos son dos pilares para lograrlo, según asegura en una entrevista con la Agencia EFE el presidente de la Asociación Uruguaya de Generadores Privados de Energía Eléctrica, Martín Bocage.
De acuerdo con esto, sostiene que la creación de la Asociación Uruguaya de Hidrógeno, que englobará «todas las necesidades, problemas y desafíos y va a ser la cara visible del sector privado» en materia de hidrógeno verde fue la principal acción tomada en el año que acaba de concluir.
Una primera transformación exitosa
Cerca del 95 % de la energía del país se genera a partir de fuentes renovables, tras una primera etapa de su transformación a partir de la descarbonización casi total de la matriz energética, después de una inversión de unos 8.000 millones de dólares desde 2010.
Finalizada dicha etapa, Uruguay comenzó a transitar la segunda y en 2021 se presentó la hoja de ruta para la producción de hidrógeno verde en el país.
Bocage sostiene que la sustitución de la generación térmica por fuentes renovables fue un proceso «tremendamente exitoso» y añade que el sistema actual es «mucho más robusto» frente a diferentes impactos, especialmente los de tipo climático.
«La demostración fue este año cuando sufrimos la peor sequía en cien años y no hubo impacto en las tarifas, mientras que antes de la transición, cuando había poca agua y altos precios del petróleo, tenía un impacto fortísimo en el presupuesto nacional», explicó.
Impacto en el día a día
Una vez asegurada la generación de energía renovable, Bocage subraya la importancia de transformar todos los usos de energía de origen fósil: «Algunos se van a electrificar de forma directa como puede ser un auto eléctrico y otros van a usar vectores energéticos como el hidrógeno o sus derivados».
Este cambio es lo que se conoce como segunda transición energética y el presidente de la Asociación asegura que arranca «muy bien», dado que el Gobierno uruguayo está tomando las medidas necesarias para diseñar una hoja de ruta hacia el hidrógeno, que está dando como resultado anuncios de proyectos «muy positivos para el país».
Bocage asegura que el impacto de esta transformación para los consumidores será mayor que el de la primera porque experimentarán la modificación en productos que utilizan de forma diaria.
Asimismo, a pesar del desafío que supone adaptar la infraestructura del país a esta transformación, señala que estos cambios son también una «enorme oportunidad» para la aparición de nuevas industrias que no existían en Uruguay hasta el momento, por lo que remarcó la necesidad de una respuesta «con eficiencia» del sector privado, en el que la totalidad de sus actores son generadores de renovables.
En junio de 2023, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció una inversión de más de 4.000 millones de dólares para la construcción de una industria de hidrógeno verde en el departamento (provincia) de Paysandú, a partir de 2024.
La colaboración como garantía de éxito
Esta segunda transformación no tiene como único objetivo Uruguay sino que, como explica Bocage, las iniciativas desarrolladas en el país sudamericano tienen como meta «exportar una parte importante de su producción», destacando Europa como destino y Alemania en particular.
En ese sentido, el presidente de la Asociación remarca la importancia de la colaboración entre países para llevar a cabo proyectos de hidrógeno verde mientras se logre reducir la brecha entre su precio y el de los productos fósiles tradicionales, además de transferencias tecnológicas para que países y empresas «se nucleen».
Por ello, explica que otros países podrían aprender del caso de Uruguay: «Es un país pequeño donde ya se hizo la transición en el parque de generación, que conllevó lidiar con desafíos, es interesante estudiar cómo lo hicimos».
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